Han arrancado el polvo de un año de olvido, de las manos de la costumbre todo se ha cubierto de flores nuevas y en el aire se respirar un olor a fresco. Algunos absortos en sus recuerdos, otros platicando en voz baja con ellos, descansan en las tumbas del calor de la tarde.
Miro la tumba que tengo frente a mi, esa que también he cuidado y mantenido viva sobre el olvido y el recuerdo. Ahora se que el tiempo no me es posible para mas y todo parece tan absurdo, tan pequeño, tan estúpidamente frágil y simple: morir.
La noche cae mas rápido con el horario invernal, enciendo la veladora, cierro los ojos y comienzo a rezar. Siento el frío de la sierra llegar despacio mientras la noche se acomoda en el pueblo y el panteón comienza a quedarse vacío.
Abro los ojos, las múltiples veladoras iluminan de manera surreal, el olor de la noche se mezcla con el de la cera y el de las flores que van muriendo poco a poco, tal como yo lo hago. No hay nadie mas ya, simplemente yo y los muertos, todos ellos que atraídos por la luz vendrán mañana para saborear el recuerdo de la vida, para disfrutar aquello que amaron tanto y después cuando la luz de las veladoras se apague, ellos se regresaran también al mas allá.
Mañana cuando ya no este ¿recordaras mi nombre?, mañana cuando mi enfermedad no me permita ir a calmar tu llanto ¿confiaras en mi?, si mi dolor ya no pudiera darte esperanza ¿aun significaría yo algo para ti?
Todos los muertos, muertos están, debajo de un sueño profundo, hacinandose en un polvo sin tiempo, sobreviviendo de las memorias de quienes aun viven con sus vidas a cuestas, todos ya están muertos y sin embargo desde esta noche se hacen presentes.
El cielo estrellado me recuerda lo tarde que es ahora, el panteón iluminado será desde hoy un punto de reunión de almas atemporales y desde mañana una fiesta de color y olor interrumpirá cada poro de esta resequedad que inunda cada año el suelo de los muertos.
Hoy solo quiero dormir y quedarme en un vacío que aun no sea eterno...
Miro la tumba que tengo frente a mi, esa que también he cuidado y mantenido viva sobre el olvido y el recuerdo. Ahora se que el tiempo no me es posible para mas y todo parece tan absurdo, tan pequeño, tan estúpidamente frágil y simple: morir.
La noche cae mas rápido con el horario invernal, enciendo la veladora, cierro los ojos y comienzo a rezar. Siento el frío de la sierra llegar despacio mientras la noche se acomoda en el pueblo y el panteón comienza a quedarse vacío.
Abro los ojos, las múltiples veladoras iluminan de manera surreal, el olor de la noche se mezcla con el de la cera y el de las flores que van muriendo poco a poco, tal como yo lo hago. No hay nadie mas ya, simplemente yo y los muertos, todos ellos que atraídos por la luz vendrán mañana para saborear el recuerdo de la vida, para disfrutar aquello que amaron tanto y después cuando la luz de las veladoras se apague, ellos se regresaran también al mas allá.
Mañana cuando ya no este ¿recordaras mi nombre?, mañana cuando mi enfermedad no me permita ir a calmar tu llanto ¿confiaras en mi?, si mi dolor ya no pudiera darte esperanza ¿aun significaría yo algo para ti?
Todos los muertos, muertos están, debajo de un sueño profundo, hacinandose en un polvo sin tiempo, sobreviviendo de las memorias de quienes aun viven con sus vidas a cuestas, todos ya están muertos y sin embargo desde esta noche se hacen presentes.
El cielo estrellado me recuerda lo tarde que es ahora, el panteón iluminado será desde hoy un punto de reunión de almas atemporales y desde mañana una fiesta de color y olor interrumpirá cada poro de esta resequedad que inunda cada año el suelo de los muertos.
Hoy solo quiero dormir y quedarme en un vacío que aun no sea eterno...
Busy Phillips - Way Beyond Empty
Excelente Bismark, como casi siempre...
ResponderEliminarPor cierto, acabo de escribir un poema titulado ''los muertos''... coincidencia...
Un abrazo.
Gio.
Es una gran cosa, darte cuenta cuando, rodeado de muertos, vos también estás muerto.
ResponderEliminarNo todos podemos aceptarlo con tanta facilidad. Tal vez deberíamos, es el único modo de no caer en el olvido absoluto.
O eso quiero creer.