Era el tiempo de las noches serenas, del entre tiempo, de las hormigas rojas con alas frágiles, de los sueños ligeros, de las olas turbias, del pescado lento, las noches sublimes, el amor frugal, los niños de lluvia, las manos tibias, las miradas de océano... era el tiempo de todas las cosas antes de todos los muertos, antes de partir a Mictlan.
El cielo, cosa extraña, un parpadeo irregular sobre la montaña mas alta del mundo. En mi universo preconcebido de manglares, agua salada, cocodrilos y dioses de todos los nombres, nada era mas concreto que el suelo, el polvo, la tierra... lo demás era un sueño.
Hace frió había dicho esa mañana, pero todo el mundo estaba demasiado ocupado en oírme. Tome la red y salí al mar, antes de que la luz dañara el equilibrio del agua. Entonces todo parecía tan normal, tan ordinario, todo el mundo era tan perfecto como siempre lo había intentado ser, pero no para mi. Había algo extraño entonces en el aire.
De pronto en los pliegues del cielo un vórtice luminoso comenzó abrirse entre las nubes. Extraña luminosidad. Corrí hacia el mar para ver con claridad el fenómeno, un recuerdo lejano, me invadió entonces, de un plano a otro, de un eje zeta a un doble u, las branas de los universos chocaban entonces y un micro universo se creaba frente a Cihuatlan.
Extraña luminosidad que me permitía ver entonces el futuro y el presente de todas las dimensiones... entonces todas las piezas cayeron por su propio peso, sabía las razones de la lluvia, del veneno del escorpión, del vuelo de las aves, del errar de los humanos pero ya era demasiado tarde porque era el fin del universo, la luz comenzaba a devorar el mar mis manos se desvanecían en luz sin dolor, era como lloverse en aire, lo sabía bien... era el fin de mi universo. Pero me sentía bien.
El cielo, cosa extraña, un parpadeo irregular sobre la montaña mas alta del mundo. En mi universo preconcebido de manglares, agua salada, cocodrilos y dioses de todos los nombres, nada era mas concreto que el suelo, el polvo, la tierra... lo demás era un sueño.
Hace frió había dicho esa mañana, pero todo el mundo estaba demasiado ocupado en oírme. Tome la red y salí al mar, antes de que la luz dañara el equilibrio del agua. Entonces todo parecía tan normal, tan ordinario, todo el mundo era tan perfecto como siempre lo había intentado ser, pero no para mi. Había algo extraño entonces en el aire.
De pronto en los pliegues del cielo un vórtice luminoso comenzó abrirse entre las nubes. Extraña luminosidad. Corrí hacia el mar para ver con claridad el fenómeno, un recuerdo lejano, me invadió entonces, de un plano a otro, de un eje zeta a un doble u, las branas de los universos chocaban entonces y un micro universo se creaba frente a Cihuatlan.
Extraña luminosidad que me permitía ver entonces el futuro y el presente de todas las dimensiones... entonces todas las piezas cayeron por su propio peso, sabía las razones de la lluvia, del veneno del escorpión, del vuelo de las aves, del errar de los humanos pero ya era demasiado tarde porque era el fin del universo, la luz comenzaba a devorar el mar mis manos se desvanecían en luz sin dolor, era como lloverse en aire, lo sabía bien... era el fin de mi universo. Pero me sentía bien.
Michael Buble - Feeling Good
Solo felicitarte por ésta prosa poética... me ha gustado mucho. No sé si apelas a la imaginación o a la inspiración, en todo caso, el resultado es atrayente, interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gio.