27 de junio de 2010

El universo se esta muriendo


Las imágenes satelitales comenzaron a descargarse en la computadora, analizo el resultado de las radiofrecuencias, todo parecía normal. Hacia una noche excelente en Tonantzintla, la quietud que había en el observatorio casi permitía escuchar el chirriar de las computadoras.

Mientas decidía la frase adecuada para terminar su articulo sobre nebulosas planetarias, sintió un ligero temblor de tierra, seguido por el sonido de los objetos afectados por el movimiento. Si no fuera porque escucho el sonido, hubiera pensado que había sido un mareo, en seguida ingreso en la pagina oficial del sistema sismológico nacional, pero aun no había ninguna actualización. Suspiro lentamente y puso atención al sonido de la noche.

Salió a respirar el aire fresco de la noche, encendió un cigarro, entonces observó el cielo como hacia años que no lo veía. Pensó en la casa donde vivió cuando era niño junto al río Balsas, recordó como solía lanzar maderos donde incrustaba su nombre, con la esperanza de algún día encontrarlos en alguna playa, pero eso nunca sucedió. Un ligero piquete en la pierna lo hizo regresar de sus recuerdos.

Ahí en medio de sus pensamientos, en el frío silencio de la noche, encontró la frase con la cual terminar su articulo. De camino a su oficina, el olor a café de Veracruz lo lleno de golpe, apago la cafetera, se sirvió el liquido caliente en una taza y dio un pequeño sorbo.

Una vez sentado frente a la computadora, las imágenes satelitales ya se habían descargado, las observo detenidamente pero sus ojos ya estaban cansados, reviso de nuevo alguna señal diferente en las radiofrecuencias, pero todo era lo mismo. El sueño poco a poco comenzó a vencerlo y un ardor en la lengua se instalo de repente.

Se levanto a buscar un poco de agua, comenzó a toser, no podía respirar bien, como pudo salió al aire fresco, donde una ráfaga de aire frío le regresó el alma al cuerpo, se tendió en el suelo y miro al cielo, mientras su corazón se relajaba. Observo el cinturón de Orión y entonces una explosión estelar sucedió en el universo mientras en Tonantzintla un segundo sismo sacudió el suelo, la taza de café caliente cayo encima de la computadora y un corto circuito rápidamente se extendió en el observatorio causando un incendio.

El fuego fue observado por los lugareños y acudieron en ayuda, al llegar encontraron al astrónomo con los ojos fijos en el cielo, repitiendo una y otra vez: “el universo se esta muriendo”.

1 comentario:

  1. Hola cielo!!
    cuánto tiempo!
    espero q estés bien.
    Mazazo de entrada la tuya.
    Muack

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