Aun huele a recuerdo.
Pero ha dicho que si... y sonríe.
Ha dejado de llover, el sol se cuela entre los árboles y el mar a lo lejos suspira despacito. Ha escuchado al silencio dormido en los caparazones de los tamarindos, ha podido ver los ojos dulces de las rosas en un amanecer lluvioso.
El sol comienza a evaporar la lluvia de tantos días, la humedad se abarrota de olvido y se quiebra en los labios. A lo lejos los insectos vuelan entre los lagartos para escurrir el agua que moja sus cuerpos. Los niños abren las ventanas, miran el suelo lleno de lodo, sienten el calor en sus caras, se frotan los ojos y sonríen.
En medio de todo el desparpajo de los últimos días todo parece amanecer con la cara recién lavada, con un aire que de se llena con el olor a nuevo. Las plantas se mecen lentas en el viento que se lleva al silencio, las calles relucientes comienzan habitarse, los niños ríen en la puerta de la casa, el perro ladra a las aves que extienden sus alas en el jardín .
El recuerdo comienza a diluirse.
El presente se vuelve tangible mientras el tiempo se llena de vida y el sol ilumina las risas sobre las calles que parecen recién descubiertas.
Y recuerda que le ha dicho que si... y sonríe.
Pero ha dicho que si... y sonríe.
Ha dejado de llover, el sol se cuela entre los árboles y el mar a lo lejos suspira despacito. Ha escuchado al silencio dormido en los caparazones de los tamarindos, ha podido ver los ojos dulces de las rosas en un amanecer lluvioso.
El sol comienza a evaporar la lluvia de tantos días, la humedad se abarrota de olvido y se quiebra en los labios. A lo lejos los insectos vuelan entre los lagartos para escurrir el agua que moja sus cuerpos. Los niños abren las ventanas, miran el suelo lleno de lodo, sienten el calor en sus caras, se frotan los ojos y sonríen.
En medio de todo el desparpajo de los últimos días todo parece amanecer con la cara recién lavada, con un aire que de se llena con el olor a nuevo. Las plantas se mecen lentas en el viento que se lleva al silencio, las calles relucientes comienzan habitarse, los niños ríen en la puerta de la casa, el perro ladra a las aves que extienden sus alas en el jardín .
El recuerdo comienza a diluirse.
El presente se vuelve tangible mientras el tiempo se llena de vida y el sol ilumina las risas sobre las calles que parecen recién descubiertas.
Y recuerda que le ha dicho que si... y sonríe.
M encantas Bismark, siempre.
ResponderEliminarTiene un toque poético. Me recuerda algún paisaje campestre que alguna ves pisé y olí. Ese aroma a tierra mojada es exquisito.
ResponderEliminarUn saludo Bismark