29 de noviembre de 2009

La bala

Conforme caía la noche, la bala atravesó el aire, no hubo un sonido, ni siquiera un grito, todo fue inesperado, justo en el blanco, no era necesario desperdiciar mas pólvora.

Le cerro los ojos, se hinco, se persigno y pidió perdón al cielo, miro de pronto la habitación, tenia que salir de ahí sin que nadie lo viera. La oscuridad cayó de pronto, aun el olor a humedad y lodo cubría la atmósfera. Había llovido durante dos semanas.

Camino lentamente hasta la esquina donde lo esperaba un cómplice. Se subió a la camioneta, sabia que debía tirar el arma en el mar.

Tantas cosas pasaron por su mente, excepto la razón por la cual volvía a matar. Pero esta sera la penúltima, se prometió a si mismo. Llegaron al muelle, camino a grandes zancadas en el oscuro muelle de concreto vacío, le hubiera gustado que siguiera lloviendo, porque tal vez así podría lavarse la sangre que cubría sus manos, pero había dejado de llover a media tarde.

Lanzo el arma lo mas lejos que puedo. No se dio cuenta de la chica que se encontraba sentada a unos metros de el, mirándolo extrañada, el no se dio cuenta de que lo reconoció enseguida. Suspiro pensando en lo extraño de las cosas y regresó lo andado.

Entro a la camioneta, y se perdieron rápidamente de vista. Ella presentía lo que estaba pasando, pero intento no dejar correr sus deducciones. Dejo pasar el tiempo para poder regresar a casa y esperar que las cosas cayeran por su propio peso. Había comenzado de nuevo pero ¿por cuánto tiempo?

El Tiempo

Se desliza
como viento a media noche
debajo de los párpados
en medio de los sueños

Se desplaza
en la humedad de los ojos
sobre el respiro quieto
dentro del dolor incierto

Se deshace
como aire en los pulmones
a través del universo
en el silencio imperfecto.

Y desaparece.

27 de noviembre de 2009

Siempre será martes

El sol comienza a filtrarse por la ventana.

Sabe que la espera es inevitable. Es lunes, pero siempre parece ser el mismo día, siempre la tarde, parece ser la misma tarde.

Ha cantado despacito para no espantar a las gotas de lluvia que se adhieren al cristal de la ventana, por el cual rayos dorados de sol iluminan los recuerdos tantas veces olvidados.

Se esconde de esa claridad mental donde todo es absurdo, donde nada tiene sentido y rie bajito sacudiendo el salitre que mancha sus manos.

Tanto mar de por medio, tantas olas desiertas, tanta espera en silencio, tanto amor incompleto. Toma con los dedos un rayo de sol que le hace recordar el calor de los días del verano, aun cuando recién comenzó el otoño. Su cabello blanco refleja el tono hepático del atardecer, mientras se da cuenta de que la espera es inevitable.

Es lunes otra vez, pero para ella, siempre será el martes en el que su prometido le juro que habría de volver.

El mareo

Gira despacio
todo
lúgubre vértigo
luz sin sentido
suelo vertical donde se mece la aurora.

Pasan todos los recuerdos
todas las noches
como siempre
un poco mas de lo mismo
pero con mas nostalgia quizá.

Nausea absurda
violento silencio
en medio de una calma
que no tiene final.

Giran las cosas
sobrepuestas
eternas
evanescentes
en medio de la mirada confusa
en medio de la mirada perdida
todo se cambia de lugar.
Es el mareo
que revienta en un cielo vertical.

19 de noviembre de 2009

A sal el viento

El viento sabe a sal.

Aun en medio de la tarde que se desprende luminosa, cada rayo de luz simboliza un tiempo que esta por venir.

Ha dejado de llover hace un par de horas, de pronto las calles crujen al sol, desde la Sierra Madre el viento frío comienza a llegar en intervalos. Es como un recordatorio de que el clima así como la vida es un constante subir y bajar de grados centígrados.

Los mosquitos aun no aparecen, por lo que abre las ventanas para que dejar salir el humor de tantos días de tormenta, un olor familiar inundó la habitación, a unas casas un horno de leña se encontraba preparando empanadas de coco y camote, trenzas con azúcar y bollos de funeral. El olor era tan parecido al recuerdo de siempre, pero con un sabor diferente, con un tono más brillante y hermoso.

Sin darse cuenta comenzó a oscurecer, luciérnagas azules iluminaron el jardín, así lo había decidido después de veinte años rodeado de cosas que no existen, sentado en la incertidumbre de la espera eterna de la confirmación o el rechazo mas nunca sonó el teléfono ahí. Lo había decidido.

Cerro las ventanas con cuidado de no espantar a las luciérnagas, desconecto el teléfono y lo colocó en el cesto, se miro al espejo y se sonrió. Finalmente podría dormir en paz, se dirigió a la puerta, la cerro con llave, camino entre el camino de piedras aun húmedas, salió a la calle con la guía del olor a pan recién hecho.

Miro a cielo, recordó cuanto tardaban en llegar la luz de las estrellas a sus ojos y quiso llorar, tal vez había llegado demasiado tarde, pero una cosa era cierta, ahora ya nada era imposible. Y sonrió para si, saboreando en ello el sabor a sal que traía el viento.

5 de noviembre de 2009

Lunes de sexo oral y recuerdos en plexiglás

Húmedo camino
boca versus piel
día, tarde, noche
cualquier momento es de placer
mientras la semana se comienza a desgranar
en nuestros cuerpos los horarios no existen
el sexo es una necesidad
mientras el amor es un lujo en el que facil te puedes romper...

Cigarro, cafeína, goma de mascar
tu rostro se escapa, se empieza a difuminar,
trafico, ruido, smog
todo el recuerdo lo he empaquetado en laminas de plexiglás
es solo tiempo sin tiempo en particular
la saliva hace resbalar el ayer
besos que me hacen olvidar todo lo que fue.

La voz siempre es diferente también la calle, la hora y el lugar
a través de la sinfonía de una ciudad intermitente
temblores personales acompañan sonidos guturales
mientras intento plastificar aquello que pudo ser
en medio de la petit mort extiendo al recuerdo en plexiglás
no debo olvidar...

ahora no...

no quiero...

no te puedo olvidar.

1 de noviembre de 2009

Y sonríe

Aun huele a recuerdo.

Pero ha dicho que si... y sonríe.

Ha dejado de llover, el sol se cuela entre los árboles y el mar a lo lejos suspira despacito. Ha escuchado al silencio dormido en los caparazones de los tamarindos, ha podido ver los ojos dulces de las rosas en un amanecer lluvioso.

El sol comienza a evaporar la lluvia de tantos días, la humedad se abarrota de olvido y se quiebra en los labios. A lo lejos los insectos vuelan entre los lagartos para escurrir el agua que moja sus cuerpos. Los niños abren las ventanas, miran el suelo lleno de lodo, sienten el calor en sus caras, se frotan los ojos y sonríen.

En medio de todo el desparpajo de los últimos días todo parece amanecer con la cara recién lavada, con un aire que de se llena con el olor a nuevo. Las plantas se mecen lentas en el viento que se lleva al silencio, las calles relucientes comienzan habitarse, los niños ríen en la puerta de la casa, el perro ladra a las aves que extienden sus alas en el jardín .

El recuerdo comienza a diluirse.

El presente se vuelve tangible mientras el tiempo se llena de vida y el sol ilumina las risas sobre las calles que parecen recién descubiertas.

Y recuerda que le ha dicho que si... y sonríe.Justificar a ambos lados