Ellos nunca se han visto a los ojos.
Pero sus vidas se han cruzado tantas veces, en tantos espacios y en tantos tiempos. Pero la probabilidad no ha sido justa para con ellos. El azar les ha hecho permanecer ciegos uno del otro, lejanos y distantes.
Sin embargo, hay hechos que no pueden pasar inadvertidos, pequeñas señales, esos milagros insignificantes que hacen encontrar la luz del amor verdadero en la otra persona, pero ni ella ni el se han tomado la molestia de salir de la rutina y del hastío, ninguno de los dos ha buscado en verdad ir mas allá para encontrarse.
De niños ella viajaba de León a Oaxaca y el de Xalapa a Guadalajara, cada años siempre bajo la misma ruta de carretera y cada año los dos veían durante varios kilómetros el mismo paisaje y en un par de ocasiones los autos de sus padre se cruzaron pero ambos se encontraban mirando en la dirección contraria.
Dejaron de ser niños y fue cuando el padre de ella se convirtió gerente y pudo pagar aviones la probabilidad de volver a encontrarlo se volvió casi nula, pero entonces su padre comenzó a viajar a Guadalajara cada fin de semana, ella lo acompañaba en vacaciones principalmente entonces las probabilidades de encontrarse con el aumentaban. Eran ya espacios finitos y equiprobables.
Y lo hicieron, sus camino se cruzaron tantas veces, el mismo lugar para comer con sus padres, el mismo sitio para ir a patinar, la misma plaza... pero el verano siempre era insuficiente y ninguno se percataba de la presencia del otro.
Cuando los jóvenes decidieron ya no viajar con sus padres el internet ofrecía tal vez una opción segura para finalmente reunirlos, y lo hizo en contadas ocasiones, el mismo salón de chat, la misma pagina de contactos personales, pero ni con todas esas conexiones ellos podían lograr el contacto real. Ni con todas esas uniones virtuales lograban comunicarse. Hasta que un día ella se canso de buscar el amor en internet y lo saco para siempre de su vida, mientras el que nunca lo utilizo para ese fin, seguía utilizándolo para diversos fines.
Ese fue el fin. Ella termino su carrera, encontró un buen trabajo y se fue a vivir a Toluca, mientras el seguía estudiando una maestría, después el doctorado entonces se tomo un par de meses libres y un día se dio cuenta de que estaba vacío, la soledad de la Ciudad de México le dejo en claro que de pronto no tenia absolutamente nada mas que un par de papeles con títulos muy elegantes y el cerebro lleno de conocimientos que de poco sirven para amar y ser amado.
Y sin embargo en el fondo los dos esperaban algo mas grande, los dos tenían una pequeña esperanza, aun cuando los dos se habían autocondenado a una soledad perpetua ¿Quién en esta época no esta solo y es feliz? Pero esa pregunta no siempre era bien respondida dentro de ellos.
En la mañana del dos de agosto el tenia que llamar a la compañía en la cual pretendía enviar una solicitud de trabajo, marcó con la esperanza de que su solicitud fuera rechazada... espero con ansiedad, escucho atento el mensaje de bienvenida de la empresa y marco la clave del departamento al que quería marcar, espero en la línea... entonces el colgó. Ella escucho el teléfono sonar, justo cuando estaba por contestar, pero olvido la taza de café que estaba a lado y vertió el liquido sobre el escritorio, entonces el teléfono dejo de sonar de improviso.
Noviembre, dos días antes, dos días después... que mas da la diferencia. El decidió salir a tomar un poco de aire, tenia ya mas de seis meses sin trabajar, ni hacer nada, era una tarde fresca para caminar un poco y despejarse, pensar en el futuro finalmente, después de todo este tiempo libre. Ella había planeado todo para no perderse el concierto de su grupo favorito en el DF, se quedo en casa de su tía en Lomas de Chapultepec.
Esta vez finalmente el destino los pondrá a prueba.
A las seis y media ella se dirige hacia el concierto aun sabiendo que es hora pico, el camina con toda la calma del mundo por la calle Pedregal... ella recuerda que olvido su teléfono y regresa por el, faltan quince minutos a las siete, se apresura para tomar el periférico de la ciudad entonces ve que alguien cruza la calle, el, le grita que se apresure, el se queda parado a media calle y se cruza de brazos, ella molesta empieza a sonarle el claxon, entonces un avión pasa sobre ellos, mas adelante se estrella en la calle Ferrocarril de Cuernavaca.
Pero sus vidas se han cruzado tantas veces, en tantos espacios y en tantos tiempos. Pero la probabilidad no ha sido justa para con ellos. El azar les ha hecho permanecer ciegos uno del otro, lejanos y distantes.
Sin embargo, hay hechos que no pueden pasar inadvertidos, pequeñas señales, esos milagros insignificantes que hacen encontrar la luz del amor verdadero en la otra persona, pero ni ella ni el se han tomado la molestia de salir de la rutina y del hastío, ninguno de los dos ha buscado en verdad ir mas allá para encontrarse.
De niños ella viajaba de León a Oaxaca y el de Xalapa a Guadalajara, cada años siempre bajo la misma ruta de carretera y cada año los dos veían durante varios kilómetros el mismo paisaje y en un par de ocasiones los autos de sus padre se cruzaron pero ambos se encontraban mirando en la dirección contraria.
Dejaron de ser niños y fue cuando el padre de ella se convirtió gerente y pudo pagar aviones la probabilidad de volver a encontrarlo se volvió casi nula, pero entonces su padre comenzó a viajar a Guadalajara cada fin de semana, ella lo acompañaba en vacaciones principalmente entonces las probabilidades de encontrarse con el aumentaban. Eran ya espacios finitos y equiprobables.
Y lo hicieron, sus camino se cruzaron tantas veces, el mismo lugar para comer con sus padres, el mismo sitio para ir a patinar, la misma plaza... pero el verano siempre era insuficiente y ninguno se percataba de la presencia del otro.
Cuando los jóvenes decidieron ya no viajar con sus padres el internet ofrecía tal vez una opción segura para finalmente reunirlos, y lo hizo en contadas ocasiones, el mismo salón de chat, la misma pagina de contactos personales, pero ni con todas esas conexiones ellos podían lograr el contacto real. Ni con todas esas uniones virtuales lograban comunicarse. Hasta que un día ella se canso de buscar el amor en internet y lo saco para siempre de su vida, mientras el que nunca lo utilizo para ese fin, seguía utilizándolo para diversos fines.
Ese fue el fin. Ella termino su carrera, encontró un buen trabajo y se fue a vivir a Toluca, mientras el seguía estudiando una maestría, después el doctorado entonces se tomo un par de meses libres y un día se dio cuenta de que estaba vacío, la soledad de la Ciudad de México le dejo en claro que de pronto no tenia absolutamente nada mas que un par de papeles con títulos muy elegantes y el cerebro lleno de conocimientos que de poco sirven para amar y ser amado.
Y sin embargo en el fondo los dos esperaban algo mas grande, los dos tenían una pequeña esperanza, aun cuando los dos se habían autocondenado a una soledad perpetua ¿Quién en esta época no esta solo y es feliz? Pero esa pregunta no siempre era bien respondida dentro de ellos.
En la mañana del dos de agosto el tenia que llamar a la compañía en la cual pretendía enviar una solicitud de trabajo, marcó con la esperanza de que su solicitud fuera rechazada... espero con ansiedad, escucho atento el mensaje de bienvenida de la empresa y marco la clave del departamento al que quería marcar, espero en la línea... entonces el colgó. Ella escucho el teléfono sonar, justo cuando estaba por contestar, pero olvido la taza de café que estaba a lado y vertió el liquido sobre el escritorio, entonces el teléfono dejo de sonar de improviso.
Noviembre, dos días antes, dos días después... que mas da la diferencia. El decidió salir a tomar un poco de aire, tenia ya mas de seis meses sin trabajar, ni hacer nada, era una tarde fresca para caminar un poco y despejarse, pensar en el futuro finalmente, después de todo este tiempo libre. Ella había planeado todo para no perderse el concierto de su grupo favorito en el DF, se quedo en casa de su tía en Lomas de Chapultepec.
Esta vez finalmente el destino los pondrá a prueba.
A las seis y media ella se dirige hacia el concierto aun sabiendo que es hora pico, el camina con toda la calma del mundo por la calle Pedregal... ella recuerda que olvido su teléfono y regresa por el, faltan quince minutos a las siete, se apresura para tomar el periférico de la ciudad entonces ve que alguien cruza la calle, el, le grita que se apresure, el se queda parado a media calle y se cruza de brazos, ella molesta empieza a sonarle el claxon, entonces un avión pasa sobre ellos, mas adelante se estrella en la calle Ferrocarril de Cuernavaca.
Voz en off: Por algo pasan las cosas.
Apparat - You Don't Know Me
Me ha gustado, este relato de vidas paralelas, Bismark, y es curioso que escribiendo muy buenos poemas, tu estilo narrativo vaya como la espuma. Solo un detalle, el final quizás me parece un poco apresurado.
ResponderEliminarSaludos.
Tu prosa es fresca y exquisita... logras envolver al lector en la historia. Tu estilo se va definiendo claro y nitido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gio.