Todo se va como en un pulso en descuido, como las tormentas en el mar, como los amigos en el olvido, como los números en el infinito; absolutamente todo se va, todo se deja atrás, todo se vuelve ayer y el ayer invariablemente se vuelve nada (aun cuando nada es imposible); terminamos siendo recuerdos de otra vida, terminado siendo pedazos de sueños, retazos de un tal vez, fragmentos de cosas ininteligibles, un sms de un número desconocido, un post-it en el refrigerador, un recordatorio en el ordenador, una mancha en el cerebro, un recuerdo perdido en un punto de nuestra infinita vida: nos volvemos ayer (recuerdos), somos ayer (de pronto) y nada mas. Ese es el fin.
Nadie muere en el recuerdo, me dijo una vez un amigo y quizá tenga razón. Es ahí donde se nos condena a vivir una existencia efímera de fotografía digital, en el disco duro de alguien; se nos ama o se nos odia entonces, pero existimos tal cual eramos sin tener la oportunidad de evolucionar, de cambiar, de mejorar, o de empeorar segun sea el caso y nos quedamos para siempre en esa linea temporal del recuerdo, pero todo cambia.
Es así que el olvido altera los recuerdos, el Alzheimer desordena los recuerdos, la imaginación modifica los recuerdos... así de frágiles somos. Humanos al fin de cuentas. Recuerdos de otra vida, de otros sueños, de otras manos, de otros labios... somos hojas palpitantes que el viento de la vida lleva consigo, son solo recuerdos de otra vida me repito.
A veces uno tiende ahogarse en nimiedades, a veces uno tiene a extrañar cosas que ya no existen, uno tiende a vivir en el recuerdo, tiende a vivir de sueños que no existen, tiende a vivir de esperanza no nacidas... habrá un día en que deberíamos de dejar todo en el mar, todo al mar, incluso los recuerdos y los olvidos para comenzar de nuevo; pero a veces no es fácil deshacer los hilos con los que tejemos el camino de lo incierto, cierto que no hay cosa mas difícil que romper esa pequeña línea que separa la incertidumbre de la realidad... pero no perdemos nada con intentar no tomarnos las cosas tan en serio y simplemente disfrutar de las cosas buenas que tenemos por el momento, pero sin caer en el conformismo y dar el primer paso hacia los sueños y ponerse a fertilizar esperanzas aun cuando el frío invierno venga certero. Porque al caer aprendemos a levantarnos, aun cuando todo sea solo una paranoia, un defecto de locura, una pesadilla deforme, un efecto medico indeseado, pero levantarse al fin y al cabo. Y sonreír al cielo.
Septiembre se va, como se fue el verano, como se fueron las lluvias de todas las tardes, como se van quienes leen estas líneas sin volver atrás, como se van los años sin darnos cuenta... mientras yo permanezco en el ocio, intentando no ser un recuerdo, intentando no olvidarme, escribiendo, tan solo escribiendo... palpitan las hojas resecas (son solo recuerdos, tan solo eso me repito).
Stereophonics - Dakota
Muy buen poema y texto de prosa poética. Me encanta leerte, Bismark.
ResponderEliminarEstoy retirada de todos los foros. Me encuentro algo mal de salud. Si quieres leerme pásate por mi blog.
Un besito muy fuerte
Ana
Excelente Bismark...
ResponderEliminarMe gusta tu prosa y tu manera de contar.
Me gustó este texto.
Un abrazo.
Gio.
Ya empezaste por lo que veo...
ResponderEliminarme da gusto que hayas usado esa palabra que tanto te burlaste de mi cuando la use.
abrazos. Ya sabes quien soy
y lo que el mar se lleva
ResponderEliminarnunca lo trae de regreso
leticia cortés