En la esquina del espejo
habita un recuerdo
desaparece en las noches
vuelve cuando ya no lo espero.
La estupidez diurna
el balcón de las noches
la calle de extraños
la luna no existe en mi cielo.
En el reflejo de mis pies metálicos
se deshacen los sueños
no existen los pasos firmes
(tampoco los ligeros).
Los días de verano
la silla de cuero
las manos vacías
el cuerpo medio vivo, medio muerto.
En el dolor de los años que fueron
se abren las grietas
de un rostro imperfecto
de una boca sin besos.
La cama tibia
el deseo obsoleto
las horas perdidas
la voz sin llanto
la mirada sin reflejo.
En la esquina del espejo
habita un recuerdo
desaparece en las noches
vuelve cuando ya no lo espero.
La estupidez nocturna
el balcón de las tardes
la calle vacía
el sol no existe en mi cielo.
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