Desde aquí la torre Latino parece ser absolutamente nada. Tan pequeña... tan simple.
Amanece de nuevo en la primavera de esta Ciudad de México que parece aletargada y penosamente lenta, tal vez solo sea impresión mía pero hoy todo parece tan lleno de luz mientras que el tiempo es simplemente un concepto que no tiene función.
El gato de ojos azules se encuentra en la azotea del edificio de enfrente, al igual que yo se baña de sol en este amanecer que parece ser eterno. Mis pies descalzos sienten el frió del piso mis manos tocan el oxido del balcón sobre el cual me recargo, el olor de plantas húmedas de la vecina de a lado me hace recordar los bosques de altos pinos donde solía correr cada mañana antes de vivir aquí.
Suena la tetera, inhalo de forma ligera hasta llenar mis pulmones y me dirijo a la pequeña estufa, me sirvo el agua caliente en la taza mas grande que encuentro, coloco un par de bolsitas de té, veo como poco a poco el agua toma color y un olor particular llena mi cara, sorbo despacito el liquido caliente, siento como me quema la lengua, detengo el sorbo, alejo la taza de mi boca y sonrió por mi ingenuidad.
Mientras me viene de la nada ese día en Zihuatanejo cuando aprendí a nadar, recuerdo sentir el agua rodeándome, abrazándome, haciéndome sentir pequeñito ante tanta cantidad de agua que sin embargo me enseño que la vida es un ir y venir continuo, que la fuerza de lo inevitable sucede si lo crees en firme pero sobre todo aprendí que se puede ser feliz con absolutamente nada, pero esa si que es una larga historia.
La luz del sol inunda el balcón haciendo más luminosa la habitación. Bebo el té lentamente sintiendo como su calor me llena el cuerpo, como poco a poco mi cuerpo se va llenando de una energía peculiar. Tomo la guitarra y comienzo una melodía simple, mi voz se despierta, comienzo a tararear, no necesito una letra, solo ocupo dejarme llevar por todas las pequeñas cosas que me hacen el día, por todo aquello que no me pueda dar el dinero.
El eco de la ultima cuerda resuena en la habitación, voy hacia el balcón, el gato ya se ha ido, abro los brazos al sol, sonrió al infinito y agradezco al universo tener el poder de sentir, de disfrutar, de vivir todo cuanto sucede en mi vida.
El día comienza hoy, la vida comienza hoy y solo esta en mi pasármela chingón.
Voy a dejar de lado el smog, los manifestantes, el trafico... mientras camino a la estación del metro en Bellas Artes.
El día de hoy no puedo evitar sentirme el hombre mas afortunado del planeta mientras extiendo los brazos al sol y me río a carcajadas en medio de todo simplemente porque estoy aquí.
Amanece de nuevo en la primavera de esta Ciudad de México que parece aletargada y penosamente lenta, tal vez solo sea impresión mía pero hoy todo parece tan lleno de luz mientras que el tiempo es simplemente un concepto que no tiene función.
El gato de ojos azules se encuentra en la azotea del edificio de enfrente, al igual que yo se baña de sol en este amanecer que parece ser eterno. Mis pies descalzos sienten el frió del piso mis manos tocan el oxido del balcón sobre el cual me recargo, el olor de plantas húmedas de la vecina de a lado me hace recordar los bosques de altos pinos donde solía correr cada mañana antes de vivir aquí.
Suena la tetera, inhalo de forma ligera hasta llenar mis pulmones y me dirijo a la pequeña estufa, me sirvo el agua caliente en la taza mas grande que encuentro, coloco un par de bolsitas de té, veo como poco a poco el agua toma color y un olor particular llena mi cara, sorbo despacito el liquido caliente, siento como me quema la lengua, detengo el sorbo, alejo la taza de mi boca y sonrió por mi ingenuidad.
Mientras me viene de la nada ese día en Zihuatanejo cuando aprendí a nadar, recuerdo sentir el agua rodeándome, abrazándome, haciéndome sentir pequeñito ante tanta cantidad de agua que sin embargo me enseño que la vida es un ir y venir continuo, que la fuerza de lo inevitable sucede si lo crees en firme pero sobre todo aprendí que se puede ser feliz con absolutamente nada, pero esa si que es una larga historia.
La luz del sol inunda el balcón haciendo más luminosa la habitación. Bebo el té lentamente sintiendo como su calor me llena el cuerpo, como poco a poco mi cuerpo se va llenando de una energía peculiar. Tomo la guitarra y comienzo una melodía simple, mi voz se despierta, comienzo a tararear, no necesito una letra, solo ocupo dejarme llevar por todas las pequeñas cosas que me hacen el día, por todo aquello que no me pueda dar el dinero.
El eco de la ultima cuerda resuena en la habitación, voy hacia el balcón, el gato ya se ha ido, abro los brazos al sol, sonrió al infinito y agradezco al universo tener el poder de sentir, de disfrutar, de vivir todo cuanto sucede en mi vida.
El día comienza hoy, la vida comienza hoy y solo esta en mi pasármela chingón.
Voy a dejar de lado el smog, los manifestantes, el trafico... mientras camino a la estación del metro en Bellas Artes.
El día de hoy no puedo evitar sentirme el hombre mas afortunado del planeta mientras extiendo los brazos al sol y me río a carcajadas en medio de todo simplemente porque estoy aquí.
Me da gusto que te sientas y creas el hombre mas afortunado del planeta, y es que simplemente, en realidad lo somos...solo basta hacer un recuento de las cosas buenas que se nos otorgan, en este caso el tuyo, presiento que fue un recuento de sensaciones, olores y sabores,
ResponderEliminarMe ha gustado tu escrito, la foto y dejame decirte que muchos dariamos lo que fuera por conocer el D.F. Algun dia, estoy segura, me parare frente a la torre latinoamericana...
Besos
LIBELULA VIVIENTE
Coño Bismark, que guapo. Mira, en este texto hay insolencia y desapego del lector ¿lo entiendes? Dices, lo que, es, en ti.
ResponderEliminarAunque cualquiera te mandara a la mierda, nada cambiaría en el texto, tú seguirías con los brazos abiertos al Sol, sin pretensiones, en definitiva, libre. Y cuando se es libre, se es, un poco más feliz.
Adoro el te y me encanta toda la descripcion que hiciste alrededor de el, pude escuchar la tetera, percibir el aroma y darle un sorbito a la taza. Amo la ciudad. Gracias por transladarme alli, sobre todo con una descripcion tan llena de sol y libertad.
ResponderEliminarUn abrazo
Libelula Viviente:
ResponderEliminarYo he estado solo una vez en el DF pero creeme lo surreal que es estar ahi frente a Bellas Artes y con la Torre Latino ahi detrás, suena a cliche, lo sé pero es chido tener esa perspectiva.
Billy:
Tus comentarios son siempre geniales, que chido tenerlos en mi blog.
Copo:
A veces es bueno dejarse envolver en la luz que hay alrededor, pero sobre todo realizar un texto que tenga el alma de una ciudad, pero sobre todo de alguien que ama ser libre.
Gracias por dejarme sus comentarios.
Abrazos