31 de enero de 2009

El universo que crece inevitablemente

Me miro al espejo, antes de acostarme. Hay un desconocido observándome, mirándome fijamente, acerco mi mano a el rostro del extraño y su mano se acerca a la mía, pero no siento nada.

Entonces escucho a la noche caminar en el cielo y el extraño desaparece del espejo, me doy cuenta cuanto he envejecido, mis ojos se pierden en mi reflejo tratando de buscar calma, acerco mi mano al espejo y siento el frío de los años en mis dedos al intentar cruzar el cristal del pasado.

Debo despertarme temprano, recuerdo de pronto, solo tengo cuatro horas para tratar de dormir un poco.

Me miro por ultima vez en el espejo y apago la luz de la habitación.

Camino lento entre las sombras hasta llegar a mi cama, mientras se que el viento nocturno repasa su canto entre las ramas de los árboles, me habla a veces para contarme que no estoy solo.

Mañana tal vez llueva.

Me recuesto en la cama y pienso en todas las cosas que no he hecho. Y en lo que me falta tener para poder realizarlas. Es un hecho... no podré dormir esta noche (de nuevo).

Enciendo un cigarro mientras camino a la terraza de la recámara. Afuera todo se mantiene en una calma aparentemente inofensiva, pero se que en esos mundos interiores de cada objeto que parece dormir una revolución de vida estalla y explota una y otra vez.

Me tiendo en el sillón mullido, el cigarro esta por consumirse, miro hacia arriba, acomodo mi cuerpo para ver detenidamente el cielo.

Todo es como ha sido siempre allá arriba. La misma luz estelar que tarda millones de años en llegar a mi retina. Vivimos tan poco tiempo que no nos daremos cuenta de que muchas de esas estrellas ya no existen actualmente. Así de irreal es el espacio tiempo.

Mis ojos se llenan de esa luz que viaja en un universo en expansión y me duermo.

El cigarrillo que esta por apagarse cae de mi mano en el suelo de madera con que fue hecha la terraza, mientras yo caigo en un sueño profundo olvidándome de absolutamente todo, menos del universo que crece inevitablemente en cada suspiro que doy.

1 comentario:

  1. Me gusta la forma sencilla y poética con la que cuentas tus sensaciones Bismark porque es así como llegan, como se sienten.

    Un beso.

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