Al abrir la puerta, en la penumbra, vi un pequeño bulto en el suelo. Encendí la luz, vi sangre seca y plumas alrededor del cuerpo, estaba simplemente fragmentado.
Hay maneras más sutiles de matar, pensé, levante con mis manos los restos del ave, a mi espalda una voz susurraba, gire mi cuerpo, una sombra indefinida me observaba, me acerque lentamente, una nebulosa de voces giraban dentro, ofrecí como en sacrificio los restos del pájaro cercenado que aún tenía en mis manos, en cuanto la oscuridad me cubrió todo explotó.
Al abrir los ojos un dolor ciego llenó mis pulmones, todo estaba cubierto por un velo negro pero podía escuchar que llovía copiosamente, ahora lo sabía nada era como antes y sin embargo aún era lunes.
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