No sé que fue primero, si el olvido o el recuerdo.
Es de esas cosas engañosas que ocurren cuando se suele mezclar los sueños con la realidad, de repente uno termina viviendo en un sueño y soñando lo que es real. Lo mas extraño quizá es que cuando se revisa el pasado, todo es difuso, incoloro, pastoso. Entonces cuando se intenta buscar algún trazo firme en el pasado te encuentras con una vorágine de hechos ficticios, reales e inventados, todo junto sin tener una mínima coherencia lógica. Buscar algo en el pasado es estúpidamente imposible, frenéticamente inconcebible.
Tantos años. Conforme el tiempo se queda en mi rostro, me doy cuenta de que mi mente también divaga en un sin fin de intenciones. Pero me mantengo en ese estado de infantilismo absurdo y de inconsciencia total. Me estaciono en el estado mas inocente que encuentro: la ignorancia, la estupidez, el estoicismo y la indiferencia.
A veces recuerdo pero no se si lo que recuerdo paso en verdad, fue parte de un sueño o me lo invente en un vano intento por evadir la realidad. Como sea que fuere, resulta muy normal que nadie recuerde las cosas como las recuerdo. Entonces escucho y callo, me dejo llevar por los recuerdos ajenos, intentando mantenerme a flote en ellos, pero es imposible. No los siento míos. Irremediablemente vuelvo a mi obstinada realidad modificada, cierto, pero mía.
A veces olvido mas últimamente, será acaso que la edad de a poco me carcome la memoria. Tan sutil es el olvido que de pronto no sé que me encuentro haciendo. Intento en vano ir tras mis pasos para entender la causa que me obliga a permanecer, mas sin embargo pocas veces logro conocer el porque de mis elucubraciones. En ocasiones olvido mi nombre, si, por tonto que pueda parecer, me olvido de las cosas mas básicas, entonces busco en mi pantalón algo que me ayude a reconocerme y ahí esta, una fotografía mía de cuando tenia 25 años con mi nombre a lado.
No sé que fue primero, si el olvido o el recuerdo.
Ni tampoco si en algún punto mi mente se ha perdido de eso que llaman realidad y vivo en un mundo que solo existe para mi, donde el miedo de ser abducido me persigue como cuando era niño y cada vez que intento correr mis piernas se vuelven de lodo y entonces me hundo en el suelo para terminar en una caída libre inesperada donde nunca jamás llego a romperme.
Ingenuo tal vez no sea la palabra que busco. Ni tampoco sé que es lo que busco cuando me detengo a respirar en este espacio. Simplemente que a veces, me da por estar en ningún lado justo cuando todo el mundo puede verme.
Debería tal vez no soñar tanto, amarrar la imaginación que me sostiene y aterrizarme de una vez por todas en el cruel mundo que cada día nos despierta, entender que la vida es ese trayecto absurdo de sinsabores que ocurren durante 24 horas. Pero para mi al menos la vida es mas que eso, en mi mundo suelo acomodarle remiendos al tiempo para poder existir al menos dos veces en medio del caos que a veces dirige en mi día y en mi mente.
Es de esas cosas engañosas que ocurren cuando se suele mezclar los sueños con la realidad, de repente uno termina viviendo en un sueño y soñando lo que es real. Lo mas extraño quizá es que cuando se revisa el pasado, todo es difuso, incoloro, pastoso. Entonces cuando se intenta buscar algún trazo firme en el pasado te encuentras con una vorágine de hechos ficticios, reales e inventados, todo junto sin tener una mínima coherencia lógica. Buscar algo en el pasado es estúpidamente imposible, frenéticamente inconcebible.
Tantos años. Conforme el tiempo se queda en mi rostro, me doy cuenta de que mi mente también divaga en un sin fin de intenciones. Pero me mantengo en ese estado de infantilismo absurdo y de inconsciencia total. Me estaciono en el estado mas inocente que encuentro: la ignorancia, la estupidez, el estoicismo y la indiferencia.
A veces recuerdo pero no se si lo que recuerdo paso en verdad, fue parte de un sueño o me lo invente en un vano intento por evadir la realidad. Como sea que fuere, resulta muy normal que nadie recuerde las cosas como las recuerdo. Entonces escucho y callo, me dejo llevar por los recuerdos ajenos, intentando mantenerme a flote en ellos, pero es imposible. No los siento míos. Irremediablemente vuelvo a mi obstinada realidad modificada, cierto, pero mía.
A veces olvido mas últimamente, será acaso que la edad de a poco me carcome la memoria. Tan sutil es el olvido que de pronto no sé que me encuentro haciendo. Intento en vano ir tras mis pasos para entender la causa que me obliga a permanecer, mas sin embargo pocas veces logro conocer el porque de mis elucubraciones. En ocasiones olvido mi nombre, si, por tonto que pueda parecer, me olvido de las cosas mas básicas, entonces busco en mi pantalón algo que me ayude a reconocerme y ahí esta, una fotografía mía de cuando tenia 25 años con mi nombre a lado.
No sé que fue primero, si el olvido o el recuerdo.
Ni tampoco si en algún punto mi mente se ha perdido de eso que llaman realidad y vivo en un mundo que solo existe para mi, donde el miedo de ser abducido me persigue como cuando era niño y cada vez que intento correr mis piernas se vuelven de lodo y entonces me hundo en el suelo para terminar en una caída libre inesperada donde nunca jamás llego a romperme.
Ingenuo tal vez no sea la palabra que busco. Ni tampoco sé que es lo que busco cuando me detengo a respirar en este espacio. Simplemente que a veces, me da por estar en ningún lado justo cuando todo el mundo puede verme.
Debería tal vez no soñar tanto, amarrar la imaginación que me sostiene y aterrizarme de una vez por todas en el cruel mundo que cada día nos despierta, entender que la vida es ese trayecto absurdo de sinsabores que ocurren durante 24 horas. Pero para mi al menos la vida es mas que eso, en mi mundo suelo acomodarle remiendos al tiempo para poder existir al menos dos veces en medio del caos que a veces dirige en mi día y en mi mente.