23 de marzo de 2011

Estaticidad

Flotaban en la vacuidad del universo, parecían tan lejanos pero al mismo tiempo tan cercanos, había una especia de ventana a través de la cual podíamos observarnos pero ninguno daba un paso mas allá. Se movían arrítmicos, desacompasados, con esa imagen de pesadez pero con un aire fugaz que los hacia tan extraños, ahí estaban cientos de naves, a un palmo de la estación espacial como si nada, pareciera que siempre estuvieron ahí pero nunca me había dado cuenta de ello.

Había perdido comunicación con el “Ground Control” desde hacia varias horas, la sensación de soledad se marcaba mas aun en esta incertidumbre de sentirme expuesto ante miles de objetos. La estática era todo el sonido que podía escuchar a través de los comunicadores, así que decidí no intentar entablar comunicación con los extraños, además quien podía asegurarme que entendería su lenguaje.

A un astronauta se le prepara para cualquier eventualidad, pero nunca una invasión en ciernes era algo probable, ni aun para el mas conspiparanoico. Sin embargo aquí estaba solo tan cerca de la tierra pero tan lejos como poder escapar a salvo. La falta de comunicación me aterro en lo mas profundo, esa ignorancia, esa falta de instrucción me hacían sentir como en mis pesadillas infantiles pero ahí estábamos en medio de una tensión que podía sentirse aun en medio del vació que nos separaba.

No podía explicarme la súbita aparición de todos esas naves espaciales, fue como si una a una fueran apareciendo de la nada, como si un velo hubiera desaparecido entre nosotros y de pronto éramos concientes de la presencia del otro y nos observábamos sin sentido deseando que fuera el otro el que comenzara el ataque y sin embargo sabia que en ese punto la estación seria el blanco mas fácil porque no contaba con medios de defensa. Había decidido cortar cualquier medio de comunicación y esperar en la ansiedad de lo incierto y la pesadumbre de la soledad en la que se mueven los planetas.

Después de varias horas esperando en tensión absoluta decidí dejar de lado a mis inertes compañeros de viaje y preferí contemplar a la Tierra girar, eso por lo menos me daba esperanza, me llenaba de una estúpida y fácil seguridad hasta que finalmente caí rendido.

En el sueño flotaba de un modo peculiar, las estrellas parecían ser lo único que me rodeaba, me deslizaba en el silencio del universo y podía escuchar mi voz en todas partes, la luz emanaba de mis dedos y de pronto todo se lleno de luz.

Desperté en medio de un páramo vacío, un cielo violáceo con una sensación extraña en el cuerpo, sin hambre, sin sed y vestido con mi traje espacial.