18 de julio de 2011

Era el tiempo de todas las cosas

Era el tiempo de todas las cosas.

Lo era, pero no podías verlo.

Debajo de la costra de tus ojos puede aun existir la luz, tal vez aun debajo de la luz exista la oscuridad, pero eso ya no importa, de verdad que ya no vale la pena pensar en que todo volverá a caer sobre nosotros de nuevo ni la duda, ni el amor, ni la distancia, mucho menos el tiempo.

Corría sobre tu ojos. ¿Lo recuerdas? Corría intentando alcanzar para siempre esa idea tuya de romper el destino sin intentar siquiera predecir el futuro. Pero así eras tu, impredecible, indescriptible, pero sobre todo aun me amabas sobre la distancia, el silencio, la noche y el tiempo.

Las cosas pasan a vuelo de pájaro, un día el ave que nos sostenía perdió el rumbo y se estanco en un sueño profundo. Perdidos en medio de la noche comenzamos a dudar sobre el camino, te tome de la mano y podía sentir tu cabello envolviendo mis ojos, pero no te dije nada, simplemente pensé que a veces te había seguido tan lejos por el olor que desprende tu cuerpo pero tal vez era porque el calor de tus manos siempre me sabían a un dulce recuerdo. Cuando salió el sol, dormías en mi regazo, acariciaba tus sueños, te cantaba en silencio; abriste los ojos entonces me di cuenta de que no podías verme, te abracé a mi cuerpo frío y me dijiste que tal vez se nos había pasado el tiempo.

Un bala recorrió mi cerebro, una bala disparada por tus labios, que me hizo darme cuenta de que en tu mundo tus palabras tenían razón, mas sin embargo en mi pequeño universo yo quería seguir a tu lado, luchar contra tu incertidumbre, amarrarte a mi alma, llenarte de besos... entonces el miedo me congelo las manos, la lengua y el llanto se quedo a medio camino.

Sabia entonces que era el tiempo de todas las cosas era el presente, que no importaba el futuro ni el pasado, todo el tiempo que yo tenia era entonces y te deje partir.

Lo era, ¿no te dabas cuenta? pero no podías verlo. Sé que no podías.

Cuando las estaciones comenzaron a cuajarse en mi rostro una tarde de verano vi tu cabello bailar en la ciudad del beso, intente recordarte como hasta entonces, pero tu no podías verme. Seguí tus pasos hasta darme cuenta de que aun vagabas buscando algo que nunca habías perdido, seguías buscando algo que no existe, pero aun estaba yo con mi corazón lleno de escarcha deseando poder cantar de nuevo todas las cosas que no te dije.

Debajo de la costra de tus ojos puede aun existir la luz, tal vez aun debajo de la luz exista la oscuridad, pero eso ya no importa, de verdad ya no vale la pena pensar en que todo volverá a caer sobre nosotros de nuevo ni la duda, ni el amor, ni la distancia, mucho menos el tiempo.

El tiempo es ahora, justo ahora es el tiempo de todas las cosas.

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