28 de noviembre de 2011

Tu Voz


Tu voz.... es como probar el ayer en tiempo imperfecto, como sentir que la distancia no existe y sin embargo el sonido se traslada eléctricamente a mil kilómetros de mi a través de mil cables, antenas y señales con el riesgo de atascarse en la estática, pero a pesar del todo el ruido puedo claramente reconocer esa sensación agradable que me produce el sonido que surge del teléfono.

Tu voz, me suena a tantas cosas buenas, despertándome una sonrisa estúpida pero sincera. ¿Dónde es que surgen de pronto estas sensaciones volátiles? Escucharte y presentir que te conozco de toda la vida, como si el tiempo no existiera.

Tu voz es mágica, porque al fin de cuentas es reconocer a quien amo y sentirme unido en un circulo único e imperecedero. Sentirte es trasladarme a tiempos mejores aun cuando no me hayas visto crecer pero en mi tu voz es una señal de que la felicidad puede caber en una simple llamada telefónica.

Tu voz tiene los matices necesarios para permitirme escapar a un universo de juegos y adivinanzas, de misterios y un gato con cola de hilo. De nieve en un refrigerador oxidado, recargado en una pared de tierra, arrullado por los cantos de las palomas que transitan sobre mis ojos y correr hasta el final de la calle llena de piedras esperando encontrar en cualquier parte las pequeñas cosas que te hacen feliz.

Tu voz es la misma que cada verano se repite, la que cada en vacación se multiplica y crece, causándome confusiones ridículas mientras las escaleras solo sirven para bajar y subir solo es posible si tienes alas. Así de absurdo es todo aquello que me recuerda tu voz.

Esta tarde tan lejana y extranjera se ilumina de pronto cubriendo las paredes de fotografías y cartas que nunca tuvieron silencio. Logrando que las monedas y las piedras se alineen en el piso de la cocina y dibujen círculos de tiempos perfectos redactados en tiempo presente continuo. Y simplemente me dejo arrastrar en la vorágine de sensaciones que tu voz me regala para finalmente aterrizarme en el suelo cubierto de polvo y de risas grabadas en papel.

Tu voz es un universo de pequeñas cosas, de cosas que todo el mundo ha creado en su memoria, diseñado con fragmentos de la vida que hemos caminado juntos pero sobre todo de las cosas que aun nos faltan por construir.

Te espero.

Para siempre.

27 de noviembre de 2011

Si pudieras verme



A veces, el futuro me produce una extraña sensación de incertidumbre... de miedo. Uno no sabe lo que vendrá mañana ni tampoco si tendremos la fuerza para enfrentarlo, aunque he aprendido a sonreír en la oscuridad, no sé si mañana cuando todo el mundo desaparezca pueda estar en pie y recordarte bien.

La vida ha cambiado tanto, he descubierto una vez mas que la soledad no es algo que pueda alterarme, pero también descubrí que me haces mucha falta aun cuando las diferencias entre nosotros creen un abismo ligero que tan solo con un paso podemos cruzarlo.

El día se pasa, llega otro, todo parece irse ajustando a la nueva realidad, excepto que me faltas tu y temo que tu presencia siempre sea un hueco difícil de llenar. Sabes que podría hacer todo lo que este en mis manos por hacerte feliz pero a veces no puedo y me quedo en el intento. Y sin embargo tu también lo pasas mal. Nadie pediría esto, castigo o prueba, uno nunca podrá saberlo, lo que único que sabemos es que aquí esta el mal y nos esta carcomiendo por dentro.

En las sombras de las horas grises, a veces solo deseo que el tiempo cambiara y pudiera todo ser como antes, estacionarlo de pronto en una fecha especifica y vivir para siempre en el mismo día, tratar de ser felices todos los días aun cuando sepamos que es lo que va a ocurrir e inventar cada vez algo nuevo y diferente para que el tiempo estacionado no dañe nuestra memoria y no altere nuestros recuerdos. Pero eso es imposible, a veces mi imaginación vuela demasiado.

Si pudieras saber todo lo que he hecho para hacer de estos días grandes y luminosos, de permanecer al margen de todo y sonreírte, pensando que tal vez así son mejor las cosas. Estando a tu lado, dándote la mano, llevando tus medicinas, preparando la cena, cuidando a los niños, trabajando con la esperanza de poderte dar todo lo que ocupes y nada te haga falta... lo único seguro es que siempre estaré para ti, incondicionalmente.

Otro domingo que se va, mientras escucho el transitar común de la avenida, mientras las voces se difuminan en el aire del ventilador, mientras intento alejar el frío de mis pies y procuro no llorar sobre el teclado.

A lo lejos siempre habré de pensarte, aun cuando haya cosas mas importantes que atender. Y es que las cosas que he aprendido de ti son las que me mantienen despierto, esperando escucharte y saber que siempre hay buenas noticias.

A punto de terminar sonrío, con las cosas simples que pasan alrededor y después de reír termino pensando que la luz nunca esta demasiado oculta de nuestros ojos, solo que simplemente no queremos verla ni dejarnos atender por su gracia lumínica que evapora las lágrimas y permite ver el mundo con otro color.

No daré nada por hecho.

Te amo.

30 de octubre de 2011

Tantas cosas


Papeles, recuerdos, fotografías, notas de clase, polvo, libros, hojas sueltas, versos al aire, post-it's, itinerarios de viaje, guiones de teatro, listas de clases, poemas inconclusos, silencios atrapados en cuadernos, tarjetas de teléfono, listones, monedas, historias de universos alternos... tantas cosas en un solo librero, que por azares del destino termino estrellándose en el suelo y el destello del caos, me di cuenta de los años que tanto papel recoge.

La clase de electricidad, los apuntes de redes, los pseudocodigos, los inventos de firmas, las palabras incompletas, la letra de canciones, las paginas desiertas... mientras mas escarbo mas imágenes se me vienen a la cabeza. La voz, el aire, las tardes en la biblioteca, las tareas incompletas, los sobres de pago y las dudas que siempre aterrizaron en mi cabeza.

Tantas cosas, tanto tiempo guardado en un librero, tantos momentos congelados en el polvo de los libros que hace años no se han abierto, en los folletos que no se abrieron, en las recetas medicas de un síntoma que no recuerdo. En la estampida voraz de la memoria se me quedan suspendidas las partículas de un tiempo del cual solo quedan papeles y mas papeles que significan cosas que solo yo entiendo.

Los diagramas, los mapas, los planes escritos en la portada de un cuaderno, el teléfono y el correo electrónico de personas que se quedaron en ese tiempo, las imágenes que me recuerdan palabras, los libros que con tanto me enseñaron sin siquiera saberlo, las personas, los nombres, los rostros, las sonrisas, los recuerdos, los benditos recuerdos.

Papeles, recuerdos, fotografías, notas de clase, polvo, libros, hojas sueltas, versos al aire, post-it's, itinerarios de viaje, guiones de teatro, listas de clases, poemas inconclusos, silencios atrapados en cuadernos, tarjetas de teléfono, listones, monedas, historias de universos alternos... tantas cosas en un solo librero, tantos recuerdos como estrellas en el cielo, tanto tiempo acumulado en espacio tan pequeño, tantas cosas por olvidar y tantas cosas que mantener seguras en algún lugar de la memoria y del universo.

3 de octubre de 2011

Desierto


Sobre la arena lejana del tiempo y de la aurora se interrumpen los murmullos de la ausencia inerte del silencio. me detengo en la costra pretérita débilmente iluminada por la luz del océano interno de tus ojos.

En el calor de las cosas que se han cubierto de recuerdos, tiendo lentamente a despertar la razón absurda del olvido, a encontrar mensajes inteligentes en las cosas que alguna vez fueron.

No llueve, aun en el verano de la costa, que poco a poco desaparece de la vista, cubierta por la bruma del olvido y del encierro.

Desierto.

Completamente.

En el atardecer marciano que me envuelve, todo parece lejano: las voces, el sabor, los olores, las mañanas felices, la música, el aire de tu voz, tus manos frías incluso tus besos.

Entre el claro azul de la memoria y el cálido amarillo de lo incierto resurgen los daguerrotipos aferrados a mis huesos. En el brillante reflejo de un diamante sostengo el sutil futuro de un pueblo que ya ha muerto. El transcurso de los días de mi vida junto a ti, son eternos, aun cuando fueron efímeros, toda mi vida junto a ti no muere y permanece siempre atada a mis dedos.

Tantos años, tanto tiempo, tantas y tantas cosas que fluyen de mi mente evocando tu presencia, tu piel sobre mi cuerpo y los días hechos noches en la avaricia de la juventud, en el desasosiego de las sueños plantados en el cielo, en las guerras de los vivos y los muertos.

Siempre tu, en los cimientos de mis anhelos. Lejos, hoy tan lejos. Se desatan cada noche todas tus palabras y todos tus silencios. Tanto, tanto tiempo. No estas entre mis manos eres simplemente un recuerdo de otra vida, de otro tiempo.

Desierto.

Ausente.

Casi muerto.

16 de septiembre de 2011

Fantasma


Crujen mis dientes en el desastre del tiempo, donde todas las cosas inútiles eventualmente se convierten en polvo, sobre la estaticidad de los recuerdos que olvidamos guardar en nuestra huida pero grabados para siempre en la memorabilia de nuestros pasos ausentes que aun transitan por este río angosto de premoniciones absurdas. La mañana sonaba a un evento menos extraordinario, menos sensible al olvido, mas propenso al recuerdo.

Otra vez la voz del viento traía consigo el viento frío del norte, aun cuando en el trópico el sol se encargaba de evaporar todo rastro de humedad salina, en mis manos el metálico flash se encargaba de materializar aquello que los sentidos han perdido de vista. ¿Por que hoy?. Cuando los escalofríos carcomen mis dedos, cuando en mi garganta bulle la sofocante sensación de sudor frío. ¿Por que?.

Recorro el angosto pasillo de la habitación, dándome cuenta de como el sol comienza a elevar sus brazos mientras la humedad aumenta y el frío atenaza mis labios, quebrándolos, conteniendo mi voz.

Nada es para siempre. Entiendo las palabras. Mientras en esta estación absurda, todo pierde sentido. El reloj que tanto tiempo había guardado, destrozado cae en la marisma del silencio que borda la casa. Yo, aun espero las promesas que se perdieron al huir. Y sin embargo nada me sabe mas a miel que las cosas abandonadas a su suerte ese ultimo día. El disco de acetato, los juegos de mesa, la lámpara, las fotografías en la pared, la cama que quedo hecha, todo aquello que fue nuestro entonces pero ahora es solo parte del colectivo ausente, ahora es tan solo un objeto mas en este pueblo fantasma donde alguna vez mis manos tomaron las tuyas y mis labios besaron los tuyos, en donde alguna vez pensamos que nada de eso podía cambiar.

Pero mírame aquí. Después de tantos años. Después de perderme en los desastres que estúpidamente cometo. He me aquí, buscando algo que me sirva de consuelo, que no sean tan solo los recuerdos, algo que finalmente me de la paz que alguna vez tuve aquí.

Te amaba... te amo. ¿Por que hoy viene de nuevo tu recuerdo? En el dolor incierto de quemar las naves y olvidarme para siempre del pasado que pesa 40 años de silencios. No estas tú, es cierto. Pero imaginarte aquí es como volver a tenerte de vuelta.

Sin incertidumbre, sin ansiedad, sin enfermedad, sin tiempo.

17 de agosto de 2011

y el silencio

Veo lluvia en tus ojos
palabras a medias
recuerdos de sueños
ríos de sal
la soledad
y el silencio.

El temblor del movimiento
abre las grietas del tiempo
sacude el polvo
libera grises deseos incompletos.

En la blancura del invierno
donde se mecen tus pasos erráticos
te abrazo simplemente
te hablo
te escucho
te guardo en mi mente.

En el peso de las consecuencias
el recuerdo teje su nido
ecos lejanos huyen del frío
la oscuridad se estanca
sobre la mesa de siempre
sobre tu espalda
en tus manos
en tus ojos que divagan el presente.

Veo lluvia en tus ojos
palabras a medias
luz de estrellas
recuerdos de sueños
ríos de sal
el olvido
la soledad
y el silencio.



11 de agosto de 2011

La pecera

Inspirado por "La pecera" de Jesús Gardea

La trajeron el sábado. Tanto tiempo había deseado poderte cumplir tu sueño. Aquí estaba finalmente. La pecera y las sirenas que tanto me hacían recordarte. El se acerco a mi, escuchaba las indicaciones que los hombres hacían, yo solo te recordaba, te imaginaba feliz por haberte cumplido finalmente tu sueño.

Le pregunte a Miguel si le gustaba, deseando finalmente oír tu voz, su voz de niño que tanto se parece a la tuya y que tanto dolor me causa. Pero en ese momento al mirarlo no pude evitar sonreírle pensando que eras tu quien me respondía desde la muerte.

Le deje en claro que no tendríamos peces, no quería manchar tu recuerdo con el agua que tanta culpa me hace sentir. El pequeño esperaba llenarla de peces y verlos flotar en su ignorancia sutil y eterna. Entonces su cara de decepción me recordó a la tuya y el dolor que me quemaba el alma termino por extinguirme el único lazo que con el me unía. Es tan parecido a ti, pero no eres tu. El debió haber muerto, no debiste haber dado tu vida por este ser tan simple, tan vacío, tan lejano a la luz que desprendías.

Esa noche lo miraba mientras dormitaba en la mesa. Lo odiaba tanto, entonces te llamo desde la lejanía y el alma se me encogió. Lo desperté y lo lleve a su cuarto, arrepintiéndome de odiarlo tanto. Al domingo siguiente después de estar seis meses lejos del mundo que conocía, tratando de olvidarte para siempre, tratando de esquivar las miradas y la culpa, ese día el pequeño aun era un lastre para mi. Lo miraba de reojo observando el mundo ahí afuera, pensé entonces en hacerlo feliz un momento por lo menos. Su cara de felicidad cuando recibió los tres chocolates no tiene precio. Entonces entendí porque habías dado la vida por el.

No podía estar mas ahí y regresamos a casa. Había tomado una decisión pero tenia que planearla, tenia que cubrir todos los detalles. Me senté frente a la pecera que tanto habías querido en ese viaje que hicimos hacia años a la ciudad. Me olvide de todo, me olvide el y del mundo. Tenia que dejarte ir... o acompañarte.

Cuando la noche llego, había finalmente tomado la decisión correcta. Subí a la habitación a ver al pequeño. Entonces un deseo incontrolable de matarlo me nació en el pecho, me acerque lentamente a el, cuando estaba por tomar su cuello, te llamo de nuevo y con espanto me di cuenta de que eso no era lo que querías para el.

Huí, huí de el, huí de mi, huí de ti, de tu fantasma, de tus risas, de la luz que irradias como un sol aun en mis recuerdos.

Es imposible olvidarte. Es imposible vivir con el a mi lado.

Es ahora o nunca Isabel.

Es hoy y para siempre.



10 de agosto de 2011

Las manos frías del olvido

Inspirado en Juan Rulfo

Juan. No apagues la luz.

En la penumbra de la habitación el silencio carcomía los muros del orfanato. La humedad se impregnaba a los huesos, el olor a olvido de la cal se cuajaba en mis ojos mientras escuchaba la voz de mi madre.

Abre las ventanas Juan. Que entre el sol.

En la quietud del sopor vespertino, mis dedos enfermos se mecían sedientos de una explicación lógica. Un frío lejano comenzó a llenar el aire. El abrazo ligero de la muerte comenzaba a vomitar en mis adentros.

Juan, óyeme Juan. Tienes que vengar la muerte de tu padre.

El eco incorpóreo de la voz de mi madre retumbaba en mis tímpanos. La sensación de asfixia apretaba mi pecho. Mientras mi corazón temblaba de miedo al no saber si todo esto era un sueño o si en la distancia mi madre podía sobrevivir al silencio..

Juan. No te veo. Acércate ¿dónde estas hijo mío?

En automático mi voz destartalada surgió en la vacuidad del silencio. Rompiendo el tiempo para siempre, dejándome a merced de lo imaginario, de las cosas intangibles, del universo extraño, del miedo a no ser cierto.

Aquí estoy madre. Esta lloviendo, por eso no hay luz.

Se podía sentir en el aire la estaticidad del recuerdo, la soledad de los brazos quietos, los sueños frágiles convertidos en cristales que se estrellan en mi cerebro. Esperaba ansioso despertar entonces, deseaba con toda mi alma que fuera un mal sueño..

Juan. No regreses a Luvina. Prométemelo.

Mi mente comenzó a divagar siendo arrastrada a puntos muertos por el recuerdo. A cielos pardos cubiertos de ceniza. A recordar cuentos de niños para no dormir. Entonces recordé haber dormido en una iglesia mientras el viento no dejaba de llorar.

Cuida de tus hermanos Juan. Eres el mas noble de mis hijos. Solo tu puedes hacerte cargo.

El llanto hasta entonces escondido muy dentro de mi cuerpo comenzó a manar quietamente sobre mi rostro inundándome los olvidos, arrastrando consigo a todos los recuerdos de un tiempo perdido, navegando sobre el valle muerto de mi aliento.

Hijo. Recuerda vengar la muerte de tu padre. No lo dejes en el olvido.

La habitación comenzó a girar en un vértice estelar donde no había pasado, ni futuro, donde el presente era mas una imagen pastosa de las palabras que transitaban sin demora sobre mi cráneo encerrado en un universo imperfecto.

Juan. ¿Dónde estas? Acércate hijo. Háblame.

Mi boca reseca comenzó a masticar una respuesta al inicio ininteligible, mis manos se extendieron en la nada buscando el halo caliente de una voz que parecía venir desde mas allá de un sueño.

Juan, mi niño. No me abandones. No me dejes en el olvido.

Difícilmente la realidad podrá entender el poder de amor sobre muerte. La conversación ultima del hijo ausente con su madre. La realidad no puede comprender el porque hay cosas que escapan de su sino, no sabe diferenciar entre el olvido y el no me acuerdo.

Aquí estoy mamá. Pero no te veo.

Desperté con el frío atenazando mis deseos. Con la sensación de quedarme solo, perdido para siempre en este universo de fantasmas y silencios. De estar mas cubierto por esa soledad abigarrada que se confunde con el aura pero que arde y se enciende por si misma con el aliento vivo del recuerdo.

Mamá. No te veo.

Entonces caí en un sueño extraño, un sueño profundo que me arrastro hacia ningún lado mientras pensaba en todos los muertos, en el viento caliente del valle grande, en las manos frías del olvido y la venganza que poco a poco me iban consumiendo.




9 de agosto de 2011

La Ciudad

La ciudad despertaba de su letargo diurno, poco a poco abría sus ojos luminosos, eléctricos, capaces de alejar el brillo de las estrellas y encender las calles para que los transeúntes pudieran caminar sin tropiezos.

El trafico se hacia cada vez mas denso, a lo lejos sobre el valle una columna acuosa se acercaba lentamente, mientras la ciudad luchaba contra la oscuridad.

La llovizna comenzó a caer por el extremo este, brincaban las gotitas de azul multicolor por los techos, los parabrisas y las avenidas, formaban de a poco un río de agua turbia que lavaba la cara de la ciudad que esperaba no inundarse una vez mas.

La ciudad a fuerza de estarse mojando decidió sacudirse el polvo, se froto los ojos y se acurruco sobre el valle, sintiendo el suelo un poco mas blando que la ultima vez. Llovía mas fuerte cada vez, nada parecía detener el intenso llanto de las nubes, el cielo se había cubierto y la ciudad intentaba mantener su fluir eléctrico a pesar de correr el riesgo de perderse un poco a si misma, sin embargo esa era su vida.

Los humanos poco a poco se refugiaron en sus casas y el sueño comenzó a invadirlos, un sueño que parecía haber despertado después de tantos meses de desasosiego y elucubraciones absurdas sobre el convivir diario y el sobrevivir a duras penas. Un letargo mágico comenzó a manar del vientre de la ciudad en forma de un vapor sutil que entraba por la nariz e invadía los pulmones con su narcótico silencio, dejando al mas despierto rendido a sus pies.

Esa fue la noche, la noche en la cual la ciudad murió sin siquiera haberse dado cuenta, llevándose consigo a todos sus humanos habitantes.



29 de julio de 2011

Neva en mi cabeza

Llueve
un poco mas que ayer
en el rescoldo de mi pecho.

Escapa tu voz
en la cosquilla del beso donde te sueño.
Detengo tu latido
sostengo tu mirada
nada es mas claro entonces:
Te amo.

Siempre neva en mi cabeza
mientras el frío asoma su recuerdo
en medio de la tormenta incierta
me abrazo mas fuerte a tus palabras
alejo la sombra de mi cuerpo
cierro mis ojos
acurruco mi cuerpo
en el hueco oscuro de tu pecho
de donde no quiero despertar jamas.

27 de julio de 2011

El túnel

Pase del claro oscuro a la penumbra, con la certeza de que nada seria igual al otro lado.

Aun con el cielo cubierto de nubes, la temperatura era cada vez mayor y la humedad hacia insoportable la sensación de movimiento. Mi respiración era compacta, ligera pero sobre todo evanescente.

Di un pequeño paso asegurándome de no caer en un vacío inexistente, mi imaginación era cruel en momento como este. Decidí no pensar en el miedo que genera la incertidumbre y camine seguro hasta dejar de ver lo que había alrededor mio. Fije mis ojos en el punto de luz que estaba al final del camino y me encamine ajeno a todas aquellas sensaciones imperfectas a la luz.

Mis pasos resonaban en el vacío del túnel, estaba dejando atrás todo aquello que parecía infinito, estaba alejándome de la indiferencia y de la ignorancia, intentando sobrevivir al dolor de la soledad que el mundo decidió asignarme, apreté mi alma a mis rotos huesos, cerré mis ojos para olvidarme de todo aquello que había terminado por destruir el centro del universo que había construido durante treinta años y a ciegas llegue al final del túnel.

Cuando la luz envolvió mi cuerpo, desperté del ayer, renuncie al pasado, abrí mis ojos al cielo y el azul se desbordo en llanto.

Me aleje, decidí no mirar atrás, el presente ahora era para siempre y el futuro solo un paso mas que caminar sin temor ni sufrimiento.

18 de julio de 2011

Era el tiempo de todas las cosas

Era el tiempo de todas las cosas.

Lo era, pero no podías verlo.

Debajo de la costra de tus ojos puede aun existir la luz, tal vez aun debajo de la luz exista la oscuridad, pero eso ya no importa, de verdad que ya no vale la pena pensar en que todo volverá a caer sobre nosotros de nuevo ni la duda, ni el amor, ni la distancia, mucho menos el tiempo.

Corría sobre tu ojos. ¿Lo recuerdas? Corría intentando alcanzar para siempre esa idea tuya de romper el destino sin intentar siquiera predecir el futuro. Pero así eras tu, impredecible, indescriptible, pero sobre todo aun me amabas sobre la distancia, el silencio, la noche y el tiempo.

Las cosas pasan a vuelo de pájaro, un día el ave que nos sostenía perdió el rumbo y se estanco en un sueño profundo. Perdidos en medio de la noche comenzamos a dudar sobre el camino, te tome de la mano y podía sentir tu cabello envolviendo mis ojos, pero no te dije nada, simplemente pensé que a veces te había seguido tan lejos por el olor que desprende tu cuerpo pero tal vez era porque el calor de tus manos siempre me sabían a un dulce recuerdo. Cuando salió el sol, dormías en mi regazo, acariciaba tus sueños, te cantaba en silencio; abriste los ojos entonces me di cuenta de que no podías verme, te abracé a mi cuerpo frío y me dijiste que tal vez se nos había pasado el tiempo.

Un bala recorrió mi cerebro, una bala disparada por tus labios, que me hizo darme cuenta de que en tu mundo tus palabras tenían razón, mas sin embargo en mi pequeño universo yo quería seguir a tu lado, luchar contra tu incertidumbre, amarrarte a mi alma, llenarte de besos... entonces el miedo me congelo las manos, la lengua y el llanto se quedo a medio camino.

Sabia entonces que era el tiempo de todas las cosas era el presente, que no importaba el futuro ni el pasado, todo el tiempo que yo tenia era entonces y te deje partir.

Lo era, ¿no te dabas cuenta? pero no podías verlo. Sé que no podías.

Cuando las estaciones comenzaron a cuajarse en mi rostro una tarde de verano vi tu cabello bailar en la ciudad del beso, intente recordarte como hasta entonces, pero tu no podías verme. Seguí tus pasos hasta darme cuenta de que aun vagabas buscando algo que nunca habías perdido, seguías buscando algo que no existe, pero aun estaba yo con mi corazón lleno de escarcha deseando poder cantar de nuevo todas las cosas que no te dije.

Debajo de la costra de tus ojos puede aun existir la luz, tal vez aun debajo de la luz exista la oscuridad, pero eso ya no importa, de verdad ya no vale la pena pensar en que todo volverá a caer sobre nosotros de nuevo ni la duda, ni el amor, ni la distancia, mucho menos el tiempo.

El tiempo es ahora, justo ahora es el tiempo de todas las cosas.

17 de julio de 2011

Bob

Voy deslizándome entre las cuerdas
en el fluir de una voz que no es la mía
en la resonancia magnética
en el universo incorpóreo
en las puertas del cielo que a veces me parece tocar
en las cosas que humedecen mis ojos
simplemente me oscurezco
simplemente me alejo de la realidad.

He intentado iluminarme
he intentado despegarme de la soledad
he enterrado el arma y las balas
para no tener la tentación de matar.

Cuando la noche cae desde el cielo
los ojos se llenan de humo
el amor es una ilusión egoísta
cuando mi corazón palpita como torrente desbocado sobre el valle
en el trueno de la noche
en la sensación firme de aferrarme a mi voz
se que aun no es tiempo para las puertas del cielo tocar.

Me deslizo lentamente sobre el blues
en la sinergia de mis dedos sobre las cuerdas
en el sonido que flota sobre el viento
en el secreto de un poema sin razón
me alejo del cielo eterno
me abrazo al suelo con firme decisión.

16 de julio de 2011

Día imperfecto

En medio de un día imperfecto
no me queda ni el silencio ni la ausencia.

Todo simplemente desaparece
y las cosas nunca terminan por tener forma
todo simplemente se desvanece.

En el suspiro que duele
como espinas a los dedos
sospecho que estoy mas lejos de lo que espero
abriré el sol al viento
dejare el mar correr por el suelo
despejare la mesa
para sembrar ovejas con sombreros
cubriré la noche para escuchar tus sueños
desatare mi mente
para que escape tu mirada
para perderte
para entender que sobre ti existe un universo.

En medio de un día imperfecto
no hay silencio
no hay ausencia
no hay tiempo
simplemente mis pasos sobre el cielo
simplemente mis sueños empapados de recuerdo.

5 de julio de 2011

Loop




En el palpitar azul del sueño, la fragilidad del suelo parecía algo menos que improbable. Recordaba la falta de aire, el vacío y la soledad del infinito, la ansiedad premeditada del universo mas sin embargo el cuerpo parecía pegado al suelo, había una corriente de aire que silbaba alrededor, podía sentir incluso como la noche desaparecía mientras el olor del polvo inundaba la memoria.

Al girar la posición, el cielo parecía existir en los cielos violáceos, que figuran olvidos de un Dios ausente que jugaba a como soñarse dentro de si mismo y no despertarse jamás, un Dios que tenia un vacío incompleto en los dedos de escritor frustrado, un Dios que era el sol en un desierto sin tregua, un Dios que se sabia el viento sobre el océano que baña de brisa la costa.

Así estaba, tan terriblemente anacrónico y a la deriva en medio de un paisaje onírico, incapaz de desatar el grito necesario para despertar de la irrealidad que le rodeaba. Detenido para siempre en ese éxtasis de la sorpresa, de la duda y de la incertidumbre. Ahora todo era tan irreal. Y sin embargo el olor a hierba salpicaba sus pulmones y la luz comenzaba a diluirse lentamente entre sus dedos. La mirada vagaba lentamente en el infinito, ensimismado en el cielo, midiendo sus pasos en un valle de silencios que aun no podía reconocer pero que tanto le recordaban a eso que algunos llaman hogar.

En la resonancia de los recuerdos, la memoria parecía fluir sin destino fijo de un extremo a otro de la corteza del cerebro. En un segundo comprendió que el futuro era solo un sueño, era simplemente un proceso lento de diseño y construcción. Recordó entonces y para siempre el jardín en las montañas, el sol y las nubes del verano que solían venir del mar hacia ningún lado.

Era de nuevo ayer, mas sin embargo aun el miedo le invadía, esa sensación inexpugnable de permanecer en la soledad del universo, siendo testigo de una guerra que tarde o temprano habría de comenzar.

Pero lo olvidara de nuevo, como tantas veces el ciclo se ha repetido, olvidara que en el futuro será el único testigo del comienzo del principio de un final predestinado para siempre a repetirse sin llegar a su conclusión real.

23 de marzo de 2011

Estaticidad

Flotaban en la vacuidad del universo, parecían tan lejanos pero al mismo tiempo tan cercanos, había una especia de ventana a través de la cual podíamos observarnos pero ninguno daba un paso mas allá. Se movían arrítmicos, desacompasados, con esa imagen de pesadez pero con un aire fugaz que los hacia tan extraños, ahí estaban cientos de naves, a un palmo de la estación espacial como si nada, pareciera que siempre estuvieron ahí pero nunca me había dado cuenta de ello.

Había perdido comunicación con el “Ground Control” desde hacia varias horas, la sensación de soledad se marcaba mas aun en esta incertidumbre de sentirme expuesto ante miles de objetos. La estática era todo el sonido que podía escuchar a través de los comunicadores, así que decidí no intentar entablar comunicación con los extraños, además quien podía asegurarme que entendería su lenguaje.

A un astronauta se le prepara para cualquier eventualidad, pero nunca una invasión en ciernes era algo probable, ni aun para el mas conspiparanoico. Sin embargo aquí estaba solo tan cerca de la tierra pero tan lejos como poder escapar a salvo. La falta de comunicación me aterro en lo mas profundo, esa ignorancia, esa falta de instrucción me hacían sentir como en mis pesadillas infantiles pero ahí estábamos en medio de una tensión que podía sentirse aun en medio del vació que nos separaba.

No podía explicarme la súbita aparición de todos esas naves espaciales, fue como si una a una fueran apareciendo de la nada, como si un velo hubiera desaparecido entre nosotros y de pronto éramos concientes de la presencia del otro y nos observábamos sin sentido deseando que fuera el otro el que comenzara el ataque y sin embargo sabia que en ese punto la estación seria el blanco mas fácil porque no contaba con medios de defensa. Había decidido cortar cualquier medio de comunicación y esperar en la ansiedad de lo incierto y la pesadumbre de la soledad en la que se mueven los planetas.

Después de varias horas esperando en tensión absoluta decidí dejar de lado a mis inertes compañeros de viaje y preferí contemplar a la Tierra girar, eso por lo menos me daba esperanza, me llenaba de una estúpida y fácil seguridad hasta que finalmente caí rendido.

En el sueño flotaba de un modo peculiar, las estrellas parecían ser lo único que me rodeaba, me deslizaba en el silencio del universo y podía escuchar mi voz en todas partes, la luz emanaba de mis dedos y de pronto todo se lleno de luz.

Desperté en medio de un páramo vacío, un cielo violáceo con una sensación extraña en el cuerpo, sin hambre, sin sed y vestido con mi traje espacial.




27 de febrero de 2011

Vacuidad

En la vacuidad del silencio flota mi memoria, me deslizo lentamente en medio de la nada, vagando como un sol inerte en medio de un mar de materia oscura, mientras lejano de mis manos queda lo que alguna vez fue tangible para mi: el polvo, el mar, tus manos, tus ojos, el cielo, la fe y la esperanza.

En la soledad que transmite el espacio, es fácil olvidarse de todo lo que se es, es tan sencillo simplemente perderse, dejarse a la deriva, flotando en medio de la nada del universo hasta que el oxigeno se termine y dormir eternamente pensando que en la Tierra alguien pueda confundir el reflejo de mi traje espacial con una lejana estrella. Mi trabajo se vuelve difuso, es imposible concentrarse en algo cuando te sabes vulnerable, cuando te conoces frágil pero sobre todo cuando te reconoces humano.

Tuercas, tornillos, metales van y vienen en este puzzle gigantesco que flota alrededor de nuestro planeta. Una estación espacial antigua y un millón de cosas por terminar en una visita al universo desconocido donde flotamos y nos movemos con nuestro sistema solar, tan lejos de donde alguna vez comenzamos a girar para nunca detenernos.

Me distrae continuamente ver esa esfera azul que es al mismo tiempo tan familiar pero que vista desde lejos parece tan extraña, tan lejana, tan diferente. Es como un recuerdo inerte en medio del olvido, como un sabor infantil en medio del silencio del recuerdo, como el olor a nuevo, como la sensación a hogar que transmite la lluvia de abril.

Me desprendo un poco, vuelo lentamente en el espacio, envuelto en mi blanco disfraz intento nadar en el vació y termino sintiéndome un poco mas niño, sintiéndome un poco mas libre sabiéndome lejos de las leyes de la física, lejos de las leyes de la tierra.

Es tarde ya, debo concluir con mi labor espacial. Repaso los procedimientos, es tiempo de soldar lentamente el desperfecto y continuar en este viaje que simplemente acaba de comenzar dentro mi, nunca antes necesite estar solo hasta ahora cuando la necesidad de alguien es imposible de satisfacer y me recuerdo cuando niño me sentaba en las escaleras de la casa de mis padres, esperando que un milagro me salvara de mi desgracia, deseando que todo fuera un sueño, pensando que tal vez el dolor es un invento estúpido y que mañana despertare completamente nuevo. Observo como América lentamente se va oscureciendo y me doy cuenta de lo lejos que estoy ahora de todo aquello, no había nada que temer aquí arriba. Estaba solo en medio de un universo que nos ha negado la oportunidad de encontrar con quien sentirnos compañeros de un viaje que no sabemos como comenzó.

No puedo evitar llorar y antes de cerrar la escotilla miro hacia la oscuridad deforme del infinito y me parece ver como haces de luz aparecen justo frente a mi. Me sostengo fuerte de la escalera metálica, de pronto todo en lo que creí desapareció, tardo en reaccionar, permanezco petrificado frente a la aparición, reacciono y dudo un momento en que debo hacer y finalmente ingreso en la estación, pensando que tal vez no estamos tan solos como pensamos. Ahora estoy seguro de ello, cierro la compuerta esperando que todo sea un sueño, una visión absurda de la soledad.


20 de febrero de 2011

En la esquina del espejo

En la esquina del espejo
habita un recuerdo
desaparece en las noches
vuelve cuando ya no lo espero.

La estupidez diurna
el balcón de las noches
la calle de extraños
la luna no existe en mi cielo.

En el reflejo de mis pies metálicos
se deshacen los sueños
no existen los pasos firmes
(tampoco los ligeros).

Los días de verano
la silla de cuero
las manos vacías
el cuerpo medio vivo, medio muerto.

En el dolor de los años que fueron
se abren las grietas
de un rostro imperfecto
de una boca sin besos.

La cama tibia
el deseo obsoleto
las horas perdidas
la voz sin llanto
la mirada sin reflejo.

En la esquina del espejo
habita un recuerdo
desaparece en las noches
vuelve cuando ya no lo espero.

La estupidez nocturna
el balcón de las tardes
la calle vacía
el sol no existe en mi cielo.

Decisión

He decidido beber el veneno
la savia oscura de tu cuerpo
y el aura de fuego que te envuelve.

Perderme dentro de tu esencia
atarme a tus pensamientos
adherirme a tus recuerdos
palpitar en tu sangre y en tu silencio.

Lo he decidido.

Ser parte de tu alimento
vivir como tu sombra
fluir en la furia de tus palabras
existir como inmigrante en tus sentimientos.

He decidido beber el veneno
la savia oscura de tu cuerpo
y el aura de fuego que te envuelve
aun a riesgo de morir en tus manos
aun con el riesgo de morir en el intento.

16 de febrero de 2011

En la asonancia discordante de mis letras
solo estoy seguro de una cosa
que se es y punto.

En el reflejo frágil de los párpados
en la esperanza tierna que renace
en tus manos los besos desatados
todos caen
dispersos
sobre la tibia aurora del silencio trasnochado.

En la discordante asonancia de mis letras
cierto estoy de una sola cosa
que se es y punto.

En el abrazo incierto de las horas
en la fría vacuidad de la distancia
en tu mirada las palabras desatadas
siempre caen
dispersas
sobre el silencio fútil del recuerdo anhelado.

En la asonancia discordante de mis letras
solo sé una cosa:

Te amo.

15 de febrero de 2011

Guardare el eco

Entre azul claroscuro
se tienden los ojos sin tiempo
en la espera liquida

En el amanecer violento
de un silencio pétreo
caen solas las horas.

No existe la voz
tampoco la luz
mucho menos el entendimiento.

Entre breve medianoche
se apartan los dedos
sobre la pasión y el deseo.

Tantos años sin recuerdos
tantos huecos en el cuerpo.

Y si por acaso regresas
te guardare el eco
en la garganta de mis huesos.

13 de febrero de 2011

R Evolucion

El tiempo
distante entender causas
difícil encontrar efecto
en el trazo indeleble de tus pasos
nada pasa por si acaso
nada se crea ni se destruye
en el torrente infinito de la vida
cambia súbito el universo
siguiendo tal vez por fe
la razón primigenia del silencio
en un ciclo eterno
todo cambia eventualmente
incluso el tiempo.

Gravitan

Gravitan en mi memoria:

la ausencia,
el olvido,
el no me acuerdo...

Sé bien que duele mas el hubiera
que perder el eco de la voz
que nadar ciego en la mierda del futuro.

Flotan en mis ojos

el silencio,
la esperanza,
un te amo inocuo e imperecedero.

Sé bien que duele la perdida
pero las cosas no dichas, las cosas no hechas
son las que impregnan la memoria
son las que amarran los recuerdos.

Gravitan en mi memoria:

la ausencia,
el olvido,
el no me acuerdo...

Cosmonauta I

Lejos
con los ojos hacia la noche oscura que es el universo
en el tintinear ausente del metálico eco maquinario
sobre la aurora eterna de una estrella inconmensurable
flotando en las lejanías de un cielo inexistente
blanco en medio de la soledad estelar del universo.