12 de julio de 2010

En el fondo del valle


En el fondo del valle, justo donde comienza a elevarse la sierra, se encontraba el OVNI, flotando, lentamente, alejándose del valle.

Se encontraba distraído mirando hacia ninguna parte, cuando un resplandor lo deslumbro, miro por la ventanilla del microbús y lo vio claramente, ahí estaba, finalmente tenia la prueba de que los OVNIS existían, pero cuando miro a los que se encontraban a su lado, nadie parecía darse cuenta de que había un platillo volador frente a sus ojos, entonces quiso hablar pero no lo pudo hacer. Dentro de su mente tenía un par de dudas, la primera era que tal vez lo que estaba viendo era producto de su imaginación y si así era, al decírselo a los demás ellos no podrían verlo, entonces quedaría como demente ante los viajeros del microbús; la otra era que tal vez si lo dijera causaría una crisis de nervios o un escándalo en el autobús que distrajera al chofer y causara un accidente.

Aunque no pudo articular palabra, decidió finalmente guardarse el secreto y esperar a que alguien mas pudiera verlo, aun quedaba mucho tramo en la carretera como para verlo otros 10 minutos, lo observo mientras el resto de los pasajeros eran ajenos a esa aparición por demás extraña y sugerente de miles de cosas.

Recordó entonces la primera vez que vio uno, estaba en el parque esperando a sus compañeros de la escuela para hacer una tarea, entonces miro hacia arriba, ahí estaba, un platillo volador, plateado, con ventanas amarillas en la parte superior. Y si, el sabia que lo de las ventanas amarillas era lo mas falso que podía tener un objeto volador no identificado, pero aunque fuese la broma de alguien, no tenia sentido, era un platillo demasiado grande, si así fuera, entonces debería ser Dios el que juega con los humanos, pero dudo que tenga tiempo para eso.

Antes de salir de entrar en los cerros que separan el valle de la costa, el OVNI se hacia cada vez mas pequeño hasta que finalmente se perdió detrás de los cerros que rodean el valle.

Esta vez no había ventanas amarillas sobre el platillo volador, ni tampoco testigos que reafirmaran su historia de que los extraterrestres existen, observo a sus acompañantes, pensando en que podía tenerlos tan abstraídos como para no haberse dado cuenta de lo que flotaba a su alrededor. Se dio cuenta de que había olvidado por completo la razón de su viaje, entonces pensó que tal vez el camino era lo que mas importaba, que finalmente el sitio de destino puede ser uno y miles al mismo tiempo, pero lo que vives mientras viajas en busca del futuro es lo que mas importa, aun si es parte de tu imaginación, o quizás en verdad hay hombrecillos verdes piloteando esas naves o tal vez es Dios el que cuelga platos en el cielo para divertirse con los humanos, pero sin importar la causa, lo esencial es lo que se vive en el trayecto no alcanzar finalmente al destino.