28 de febrero de 2009

05

Ojos cristalizados de violencia. Sueños a colores sin pretensión de nada. Tiempo corriente como agua de lluvia oxigenada, como ecuación sintáctica en medio de un desierto variable.

Brincan las emociones en las imágenes que desde el cielo se amplifican, todo un torbellino azul de palabras y sensaciones quinestesicas debajo de los párpados justo en medio de los ojos. Así es la espera cuando el tiempo tiende a detenerse, porque a veces también se le hace tarde.

No me llueven las estrellas en esta estación de murmullos ininteligibles. Son expresiones inocuas las que mueven el sentido de la tinta a media pared sobre el reflejo añil de mis ojos que se pierden en el fondo de un espejo intentando encontrar razones para no tomar el próximo tren.

Una explosión sacude mi conciencia, a lo lejos el fuego se expande como noche sobre el día, la sangre se evaporar, el grito se consume, las cenizas se revelan y todo se vuelve oscuro... se arde... se quema.

Salgo a la calle cuando un cometa verde se cuelga sobre el cielo. El eco luminoso de un atardecer violento golpea mi mente como un martillo acústico dejándose nevar en cada parte del cerebro.

Una persecución absurda me persigue, intento escapar del miedo pero se cruza frente a mi y me cuestiona, le respondo que estamos en caminos diferentes, me mira a los ojos hace una mueca burlona y finalmente se aleja.

En el lado oscuro de una esencia multicolor me estanco, se iluminan de pronto las hojas de un árbol inmenso, todo parece ser un juego de blancos y negros, justo entonces un SMS activa en mi memoria el presente continuo.

Me quedo justo sobre la tarde que se cansa de esperar una nueva estación perpendicular. Yo solo espero que la noche tenga un viento cálido para poder dormir a la intemperie en este bosque de percepciones que entorpecen las causas y razones que se siembran sobre mi entendimiento.

Nada sucede entonces solo el frío aliento del invierno que aun se mece en un febrero agonizante que no se decide por fin ahogarse en el mar. Estaré justo detrás, en donde sé que he puesto mi presencia.

Todo a veces es una completa selección de palabras que de repente se agrietan en la voz pero renacen en la sinapsis eléctrica entre mi mente y esta maquina, un sueño ligero no termina por colarse en mi ventana y ya casi es medianoche mientras intento llenar este silencio que no deja de molesarme.

23 de febrero de 2009

04

Las trece horas con cincuenta minutos, el tiempo continuo de una oración que se pierde en el tiempo conforme las teclas se caen una tras otra dejando en un medio electrónico un mensaje que tal vez pueda parecer absurdo.

Son las trece horas con cincuenta y ocho minutos y sé entonces que ya es un poco tarde.

Intento no pensar en las causas de que se haya secado de pronto las ganas de escribir. Nada parece ceder ante el frío que últimamente ha crecido en mis intentos por ir un poco mas allá. Tal vez sea que los últimos días no han sido perfectos.

Tantas cosas... la culpa, el miedo, la ausencia, el hubiera... tantas cosas que parecen nada, que son nada en realidad pero como pesan cuando se les pone de relieve a media tarde en una estación que se pinta añil por todas partes.

He visto caer de la noche estrellas falsas, cosas que se encienden y mueren inevitablemente por efecto de la fricción de la atmósfera, convirtiéndose en polvo, quedando en nada. He visto como fragmentos no estelares se desintegran antes de poder alcanzar el suelo. Sobre todo cuando en la noche mientras espero que termine el ciclo químico laboral especificado, el cielo se abre de brazos para entretenerme con esas extrañas formas luminosas que hablan de un tiempo indefinido.

Pero yo vivo en un presente continuo, nada de lo que intente redactar será a tiempo, todo viene desde el pasado, siendo exactamente ahora tan solo un recuerdo que intentaba hilvanar en palabras para nadie mas... excepto tu quizás.

No sé la razón de escribir líneas sin sentido.

Llueve ligero ahora mismo. Suena el móvil.

Son las catorce horas con veintisiete minutos. Todo parece ser tan solo un eco que se pierde sin poderse entender. Así aquello que tengo sobre los ojos.

Hace frío, tengo sueño, la ciudad a veces no ofrece nada mas que destellos de soledad plastificados en recipientes desechables biodegradables, mientras intento entender la razón de tener a alguien en mi cama que no sabe ni siquiera mi nombre.

Son las catorce horas con cuarenta minutos y aquí todo sigue igual.

18 de febrero de 2009

03

Ha amanecido de nuevo. Todo parece ser la rutina normal de todos los días. La luz comienza a iluminar las calles. Salgo con prisa, tengo que llegar temprano, hace frío.

Recuerdo que he dejado en casa los papeles pero el transporte esta por salir, no puedo regresar por ellos. Me siento a lado de la ventanilla del lado derecho del autobús, donde el sol no da directamente a esa hora.

Mientras tanto tengo en mente aquello que debo de realizar en el día, me mantengo absorto, me quedo en mi, hasta que una voz me hace regresar a la realidad.

Están asaltándonos. Comienzo a sacar mis pertenencias, el tipo comienza desde el fondo del autobús a recoger las objetos de valor de las pasajeros, alguien se resiste, el tipo esta de espaldas apuntándole, pienso que en ese momento podría hacer algo al respecto, golpearlo, poner en prueba mis clases de kick boxing, entonces los gritos entre el asaltante y el asaltado se hacen mas fuertes, sigo pensando en que puedo hacer algo al respecto, intento levantarme de mi asiento, el chofer mira mis intenciones y me señala que arrancara el autobús si es necesario para ayudarme. Pongo un pie fuera del asiento, entonces algo me impide levantarme, tengo miedo, un sudor frío recorre mi cuerpo, los segundos parecen horas y entonces una bala rompe el aire.

El sonido choca en mi mente y estalla en la atmósfera de los que están en ese autobús. La histeria se apodera de quienes pueden ver la sangre de quien se resistió al asalto, no puedo siquiera mirar hacia atrás, el asaltante apunta al chofer, le pide que arranque, entonces nos ponemos en movimiento.

Trato de no pensar en nada... una sensación de culpa me invade... pude ser un héroe? ahora soy solo un secuestrado mas en este autobús que se dirige hacia ninguna parte.

16 de febrero de 2009

02

Hacía frío, mirando la calle vacía no tenía otra opción mas que caminar hasta llegar al sitio que buscaba. El movimiento hizo que mi cuerpo se reconfortara, pensé que me había perdido por lo que en un par de ocasiones pregunte si estaba en el camino correcto, la respuesta siempre fue la misma, derecho ahí donde se ve el letrero aquel.
Justificar a ambos lados
Llegue y ya había una línea de personas esperando su turno, me forme entonces, espere ahí dos horas antes de que alguien nos dijera lo que deberíamos hacer, nos dio unas fichas para poder ingresar a realizar el tramite, yo era el 74.

La espero a pesar de tener la ficha de ingreso se hizo mas larga y comenzaba a desesperar al igual que mucha gente que no sabía la razón de esperar tanto, hasta que se nos informo que no había sistema y que podíamos esperar a que este se recuperar o volver mañana. Yo no podía regresar, había viajado tantas horas y tenia que llevar ese documento conmigo.

Cuatro horas después finalmente todo parecía solucionarse y comenzo a fluir hasta que llego mi turno, todo estaría listo a las dos de la tarde. Entonces creía que todo había sido como lo esperaba, inmediatamente busque donde comer algo, e inmediatamente avise de querer ir un poco mas lejos de donde estaba.

Entre un mensaje y otro finalmente todo estaba listo. Todo salia perfecto y nada podría detener mis intenciones. Pero a veces las intenciones no son suficiente.

Llegue antes de las dos para recoger el documento, entonces se me informo que debería de acudir al Departamento de Justicia. Eso sin duda ya me sonaba preocupante. Y lo era.

Una cubeta con agua fría cayó sobre mi al enterarme de mi situación legal, algo que sin duda debería de aclarar en cuanto antes. No pude solucionar nada y una orden de aprehensión estaba sobre mi. No podía hacer mucho, huir, correr, hasta poder aclarar todo lo que estaba sucediendo.

Me sentía confundido, estúpido, ignorante, me sentía un niño que necesitaba algo de cordura en una noche de pesadillas.

Todo lo que había planeado de pronto se desvaneció, mi mente se embruteció, no podía analizar las cosas, y deje que el fluir de las cosas tomara el control. Termine en una estación de autobuses a las cinco de la tarde y media hora después en camino a casa. Siempre he creído que las cosas pasan por algo, pero aun no entiendo el porque de todo esto.

Una semana mas tarde sabría que había alguien que se llamaba igual que yo quien había cometido varios delitos, así que eso me exoneraba de todo cargo criminal.

A veces uno planea y puede hacer todo lo posible por cumplir sus metas, pero a veces pasan cosas que te detienen, te alejan de lo que quieres... hoy solo me queda pensar en que, tal vez no era tiempo... pero también creo que debí perseverar hasta poder realizar lo que buscaba. No sé, en verdad que no sé que me hará sentir mejor.

Inocente, eso es lo que soy... eso es todo lo que sé.

Al menos por ahora.

2 de febrero de 2009

01

Todo parecía un día perfecto para cumplir lo propuesto.

Desperté a las 4:30 A.M. después de haber despertado en una ocasión a eso de las 2:00 A.M., aunque solo había dormido cuatro horas, sabía que estaba próximo a llegar a mis destino. No tenía opción mas que esperar en mi asiento hasta llegar a la estación en la que debería bajar.

Cuando llegue finalmente no sabía por donde empezar eran 10 minutos para las 5:00 a.m., y me pareció que adentro del autobús hacia mas frío que afuera. Tome mi maleta y camine firme hacia la salida de la estación. Mire la calle semivacía, era demasiado temprano para cualquier cosa (menos para dormir pensé dentro mi) opte por volver a la estación y esperar a que amaneciera.

Tome asiento en el primer lugar disponible y cerré los ojos, quería dormir un poco, estaba cansado. Como no pude, me dirigí al baño, todo estaba sucio, como buen baño de estación por la madrugada. No me inmute en lo absoluto y orine en el primer lugar decente que encontré (en un orinal por supuesto, no en la esquina de la sección para discapacitados, que era lo mas limpio de ese lugar) salí a enjugarme las manos y el agua me pareció tan fresca, casi se me antojo mojar mi rostro, me mire a los ojos note que los tenia rojos e irritados, moví mi cabello con mis manos y volví a acomodarlo como lo tenia. Seque mis manos en mi pantalón de mezclilla, salí del baño, busque un asiento donde pudiera cerrar los ojos y dormir un rato; ahí estaba en una de las esquinas de los asientos justo el lugar que necesitaba, me acomodo y cerré los ojos, no iba a poder dormir mas, y finalmente me quede viendo a ninguna parte mientras sonaba en el altavoz los viajes de las 5:30 A.M., mire hacia los andenes de salida y vi un letrero que me recordó que debería de averiguar algo antes de ir a realizar el tramite que me tenia en esa ciudad.

Me levante y me dirigí a la chica que estaba en el mostrador. Buenos días, ¿a qué hora tiene salidas para la Cd. de México? Pregunte con una voz ronca y extraña. Acaba de salir, ¿no lo escucho? Dijo ella con un cansancio lleno de un enfado típico en un trabajo nocturno. Pero no quiero salir ahora, después de las diez de la mañana... Le referí sin inmutarme por su contestación. A ver déjeme revisar... a las 11:30 A.M., a las 12:45 pm y a las 3:00 pm. ¿Llegan a la estación del norte? pregunte rápidamente. Ella contesto simplemente: Los que van al norte son los de la competencia y me señalo la dirección hacia donde estaba la otra línea de autobuses. Mire distraído y me aleje, me detuve un momento, gire en dirección de la chica del mostrador y le grite un gracias que ella no alcanzo a escuchar.

Camine derecho al mostrador y pregunte directamente lo que quería saber, había ahí una señora joven que me señalo un letrero con los horarios y los lugares donde los autobuses terminaban su camino. Por último pregunte el costo... 230 pesos me dijo ella con un bostezo que le atravesaba el cuerpo.

Regrese a la anterior estación, el lugar donde iba a dormir ya estaba ocupado. Eran casi las seis de la mañana, y la sala de espera se comenzaba a llenar. Encontré una línea de asientos vacíos que muy pronto dejo de estarlo. Profesores de Bachilleres despotricaban unos contra otros y en su charla venenosa me quede dormido. Entreabrí los ojos, los profesores seguían con su charla amarra navajas y mire hacia la calle, había sol ya en las montañas y me levante en chinga. Permiso dije al pasar por entre los profesores que ocuparon mi línea de asiento ya no vacíos. Trate de preguntar a alguien como llegar a mi destino, pero sabia que a las siete de la mañana no abren las oficinas de gobierno, así que opte por preguntar a que hora abrían un sitio para comer que vi estaba a unas cuadras de mi destino.

Ya había una nueva chica en el mostrador... Pregunte sin demora ¿A qué hora abren el Vip's? Y ella me miró con una cara de enfado, estaba poniendo maquillaje sobre las cejas y solo contesto ¿Qué?. Yo le volví a preguntar con calma: ¿A qué hora abren el Vip's?. Ella sin mirarme y poniendo atención en el espejo dijo sin pensarlo: No hay aquí eso, lo que sea que busque. Yo sabía que no podía obtener mas información de ella por lo que acudí al primer taxista que encontré afuera. El era un joven de mi edad mas o menos, que me dio información adicional sobre el lugar al que quería ir, e incluso me dio ordenes precisas sobre como llegar a las oficinas de gobierno que necesitaba visitar esa mañana. Entonces le dije: lléveme al Vips y me subí al taxi. El joven no cesaba de darme información y de señalarme los lugares importantes que pasábamos, entonces me señalo el lugar al que debía acudir para tramitar el documento que requería, entonces viro de manera brusca y mi cabeza golpeo el cristal de la puerta, el chofer no dijo nada, un par de metros adelante se detuvo frente a la entrada del Vip's. Me baje aun confundido tanto por el golpe como por el exceso de información. Y me di cuenta de que aun no abrían el lugar... el taxi ya se había marchado y la calle estaba completamente vacía.