18 de febrero de 2009

03

Ha amanecido de nuevo. Todo parece ser la rutina normal de todos los días. La luz comienza a iluminar las calles. Salgo con prisa, tengo que llegar temprano, hace frío.

Recuerdo que he dejado en casa los papeles pero el transporte esta por salir, no puedo regresar por ellos. Me siento a lado de la ventanilla del lado derecho del autobús, donde el sol no da directamente a esa hora.

Mientras tanto tengo en mente aquello que debo de realizar en el día, me mantengo absorto, me quedo en mi, hasta que una voz me hace regresar a la realidad.

Están asaltándonos. Comienzo a sacar mis pertenencias, el tipo comienza desde el fondo del autobús a recoger las objetos de valor de las pasajeros, alguien se resiste, el tipo esta de espaldas apuntándole, pienso que en ese momento podría hacer algo al respecto, golpearlo, poner en prueba mis clases de kick boxing, entonces los gritos entre el asaltante y el asaltado se hacen mas fuertes, sigo pensando en que puedo hacer algo al respecto, intento levantarme de mi asiento, el chofer mira mis intenciones y me señala que arrancara el autobús si es necesario para ayudarme. Pongo un pie fuera del asiento, entonces algo me impide levantarme, tengo miedo, un sudor frío recorre mi cuerpo, los segundos parecen horas y entonces una bala rompe el aire.

El sonido choca en mi mente y estalla en la atmósfera de los que están en ese autobús. La histeria se apodera de quienes pueden ver la sangre de quien se resistió al asalto, no puedo siquiera mirar hacia atrás, el asaltante apunta al chofer, le pide que arranque, entonces nos ponemos en movimiento.

Trato de no pensar en nada... una sensación de culpa me invade... pude ser un héroe? ahora soy solo un secuestrado mas en este autobús que se dirige hacia ninguna parte.

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